La lamentable muerte de un Coronel de la Policía Nacional en labores de supervisión respecto al cierre de las operaciones de un punto de drogas en la ciudad de Bani, destapó un nacío purulento y con raíces que van mas allá de un simple lugar de expendio de estupefacientes y todas las calamidades aparejadas a este tipo de actividades ilícitas.

Bani, pueblo noble y trabajador del cual soy oriundo por parte de padre y madre, lugar donde me enviaban todas las vacaciones escolares a casa de mi abuela Santa Mejia, no es lo que fue ni mucho menos le importa a las autoridades luchar contra lo que todo el mundo conoce y se realiza de manera pública y con el beneplácito de las autoridades, quienes conviven y viven de dicho tráfico.

De todos es sabido, y asi ha sido declarado que, todos los puntos de droga, tanto de Bani, como de cada barrio, de cada paraje, de cada provincia del país, deben pagar peajes a las autoridades de manera semanal, que se han convertido en un consorcio público-privado, con beneplácito de autoridades que deben perseguir este tipo de actividades que, no solo son nocivas para la juventud en el instante, sino que mutilan el futuro del país de manera constante y exponencial. Un punto de droga es un negocio que deja muchísimo dinero a quienes lo manejan, a quienes lo protegen, y a las autoridades que deben velar por su clausura.

Es más, me informan que muchos son públicos, y tienen publicidad que indica su localización en los barrios paupérrimos del Distrito Nacional, y demás provincias del país.

Escribí en este mismo espacio hace un tiempo, que estamos cerca, más de lo que cualquiera pueda pensar, de un escenario similar al que vive México con los carteles de la droga y la violencia que causa miles de muertes al año, a raíz de paramilitares que se enfrentan sin ningún temor a las autoridades y arrodillan al Estado en amplias zonas en donde realizan sus operaciones.

El narcotráfico y todo lo que este crimen lleva aparejado, es sin quizás, el peor peligro para la democracia dominicana, el Estado de derecho, el Turismo, el aparato productivo y la relativa y poca paz que aun nos queda.

Si las autoridades continúan haciéndose de la vista gorda, compartiendo y recibiendo sobornos públicos de narcos conocidos, pero intocables quienes de manera pública son propietarios de discotecas y negocios de la misma índole, que son señores de horca y cuchillo, y que todos de una manera u otra conocemos, nuestro futuro estará empeñado y nuestra juventud mutilada y estólida por el uso de estupefacientes como algo común, corriente y habitual.

Lo peor de todo, es que los lamentables hechos de mi querida tierra, Bani, no han hecho más que mostrar como dijimos, lo que a diario pasa en todos los barrios del país, al frente y con el apoyo de las autoridades, quienes viven y muy bien, de este tipo de actividades, que cobran semanalmente un dinero que no se queda en quien lo entrega y recibe, sino que llega hasta escalafones mucho más elevados.

Lo más grave es que el Estado y quienes lo manejan, no les interesa acabar con este mal, no tienen ni siquiera un plan que imponga un freno a estas actividades, porque su propósito en la vida, su visión de país, su destino solo esta atado a llegar, y luego de llegar a quedarse a cualquier costo y sobre cualquier circunstancia.

El narco paga muchas vallas, afiches, campañas, se viste de gala y llegan hasta el congreso, se les rinde pleitesía.

Si seguimos en esta hipocresía descarada que representa la lucha sesgada contra las drogas, seguro que cuando otro Coronel vaya a cerrar otro punto de drogas o a supervisar su cierre, será ofrecido al cuchillo del verdugo como sacrificio propiciador y propagador del poder de quien mata.

Quiera Dios que nuestras autoridades piensen menos en el deseo de mantenerse en el poder a cualquier costo, y asuman la sagrada responsabilidad de enfrentar este absurdo, esta sin razón y este mal que nos llevarán sin quizás a un abismo.

A Danilo que se dé una visitica sorpresa de verdad por Capotillo, Gualey, ensanche Espaillat, Cristo Rey, para que vea si quienes trafican son deportados, tienen visa o alguna vez han viajado.