Darío, de 6 años, no sabía por qué estaba ahí. Estaba porque sí. Lo trajo su tío, también porque sí, a un homenaje a la bandera. Porque sí. La posición de este niño que junto con miles de otros se congregaron alrededor de la ex-Plaza de la Independencia y nueva Plaza de la Bandera, era tan recalcitrante como ingenua. Sin embargo, de solemnes ingenuidades no está exenta nuestra historia, y esta singular celebración donde se globalizaron por arte de magia la patria y el amor, es una prueba de que el fin de milenio no nos defraudará: seremos testigos de impredecibles e intrigantes sincretismos.
Al sol de las 12:00 y en medio de un mar de niños cuyos uniformes azules y kaki anuncian su procedencia social, la voz del veterano maestro de ceremonias, Osvaldo Cepeda y Cepeda, hábilmente tranquiliza a los presentes asegurando que el Presidente está a punto de llegar. En efecto, unos minutos después del mediodía llega la comitiva presidencial, se le rinden honores militares al Dr. Leonel Fernández Reyna y al son del himno nacional se da inicio al acto.
Reina la excitación cuando se dispara la salva de 21 cañonazos en combinación simultánea con las notas del himno y los gritos de los estudiantes. Las aspas de un helicóptero que posteriormente jugará un papel espectacular en el acto, (seis paracaidistas de la Fuerza Aérea Dominicana descendieron desde 8 mil pies por-tando las diferentes banderas castrenses y la nacional) añaden la nota rotativa a la emoción del momento.
Para Melisa de 14 años, estudiante del Colegio Fe y Alegría, se está celebrando el día de la Amistad. Carlos Bautista Félix, de la Escuela Batey Yaco, llegó a las once y luce contento porque va a venir el Presidente: es el día de la Amistad y del Honor. Darly Jesús Mateo, de la Escuela Fray Ramón Pane, de 11 años, cursa el 8vo curso. Según él se celebraba el Día de la Independencia. “Déjense de relajo”, titubeando y acosado por la risa de sus amigos, concluyó que se celebraba el día de los patriotas enamorados.
La Dra. Margarita Cedeño*, miembro de la nueva legión de consultores (en este caso sub-consultora) que re-presentan prolíficamente la voluntad política de la gestión del Dr. Fernández, da lectura al decreto 69-97 del 10 de Febrero, que oficialmente designa el nuevo nombre de la plaza. Otros decretos han sido leídos por sendos funcionarios, una práctica nueva según el Lic. Juan Martínez, Sub-Secretario Administrativo de la Presidencia “porque como tú sabes, estamos en el Nuevo Camino y hemos escogido el día del amor para rendirle un homenaje a lo que más amamos que es la bandera nacional.”
Aunque celebrada, no es en cambio su día. El día de la bandera es, justamente, el 27 de Febrero.
El único momento en que se escucha la expresión “dominación haitiana”, ese doble tabú que tan magistralmente se enseñorea de lo que no se dice cuando de territorialidades se trata, es en los labios del maestro de ceremonias, al momento de recitar el Juramento Trinitario. Demás está decir que en ese momento no se levantó ninguna ceja, nadie aplaudió, ni se emocionó; de hecho la mayoría de los estudiantes no estaban muy seguros de quiénes nos habíamos hecho independientes, si de España, los haitianos o los indios; ya lo había dicho José Chez-Checo: “Los estudiantes están muy confundidos acerca de muchas cosas”. Dios también brilló por su ausencia, con la única excepción del referido texto de Juan Pablo Duarte, no se le volvió a mencionar más. Tampoco se vio a ninguno de sus representantes oficiales, ni se sabe si fueron invitados.
Tampoco para Manuel Jiménez, miembro de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, (que es el nuevo organismo responsable de darle lucidez a este y otros actos similares) hay motivo para malos entendidos: “ Yo pienso que si se relaciona una cosa con la otra, podría ser confusa, pero si se entiende que en el día de San Valentín pueden ocurrir muchas cosas que no sea solamente enamorarnos y hablar del amor sino también rendir homenaje al amor que le tenemos a la patria, son cosas distintas pero que no están opuestas la una a la otra “.
Raúl Recio. Sin Título, de la serie "Yo estoy aquí pero no soy yo" (1986-2000)
(*)Seis años después de esta declaración conjunta de amor a la patria a nivel nacional, Leonel Fernández y Margarita Cedeño contrajeron matrimonio.
RUMBO 55, DEL 19 AL 25 DE FEBRERO DE 1997.