"Hay policías que apresan delincuentes sólo para evitar la competencia." Grafiti en una calle del barrio de San Telmo, en Buenos Aires.
Si usted quiere saber hasta dónde son capaces de llegar algunos miembros de la Policía Nacional en eso de abusar contra ciudadanos indefensos.
Si alguna duda guarda sobre la vocación homicida y el talento (innato o aprendido) de estos señores para el irrespeto y la extorsión, le aconsejo tomar como ejemplo lo ocurrido a Celso Marranzini, encañonado por un teniente de la Policía que participaba en un supuesto embargo por demanda laboral contra su empresa Petro Química.
¿Si un homo sapiens de gris es capaz de encañonar a un secretario de Estado y vicepresidente ejecutivo de la CDEEE, ex presidente del CONEP con apellido sonoro terminado en i, entonces, qué no hará ese policía cuando en un "embargo", "un operativo", "patrullaje" o cualquier otra modalidad de picoteo y chantaje, se encuentre con Juancito Pérez Vidal, alias Tito, ayudante tercero del sub director de los comedores económicos con asiento en Nibaje, y asistente especial del segundo portero del tercer despacho del presidente de una empresa millonaria?
En la respuesta a esa pregunta está la supervivencia de nuestra democracia. Así no podemos, profesor, así no podemos.
Estamos solos ante el peligro. Desamparados como un amante ante una ausencia de domingo… y sin camino.
Si bien Sor Joaquín, el Sabina, advierte que hay amores que nunca mueren "porque matan", así hay ejemplos que no nos matan pero incitan a morirnos… o a matar
Si hasta aquí no le dice nada esta columna, le cuento más: el pasado viernes, (2:45 a.m.) al salir de la bohemia de Jochy y Sergio en El Maunaloa, un hermano del mismo Juancito fue interceptado por tres miembros de la PN armados de escopetas. ¿Razón? Creían que el vehículo no tenía placa. Pero no le pidieron ningún documento.
En realidad, ocurría lo que todo el mundo sabe, menos la propia Policía y el Gobierno: Buscaban un ciudadano "en falta" para asaltarlo mediante la modalidad del chantaje y la extorsión…. Un quinientón para cenar, para completar el mes.
El señor se salvó del asalto policial, porque mencionó que era ahijado de un tío que está casado con la hija de un señor que dice ser amigo, -no "de un tipo que un día fue feliz", que son cosas del genio de Serrat-, sino de la hermana tercera de la segunda querida de un miembro de la élite político militar del país… y eso muy posiblemente, le salvó la vida.
Quizás haga falta que en uno de esos tantos abusos tan cotidianos, policías ejecuten en "intercambio de disparos" en pleno Piantini, entrando a Cuesta o saliendo de La Bolera, a un periodista reconocido o al hijo de un miembros de la plutocracia nacional o de la partidocracia reinante, para que así, -armada ya una gran vaina-, nos decidamos entre todos a hacer lo que tenemos que hacer… y si quiere que entre el mar.
A veces la desgracia puede ser bienvenida.
Si en septiembre 1950, Trujillo hubiese ordenado un crimen tan atroz como el de las Mirabal; o Ramfis (mayor) -acompañado de sus reconocidos amigos de juerga y cógeloquestuyo- hubiese violado sexualmente a la hija menor de edad de un embajador gringo o europeo, quizás el país se habría ahorrado años de suplicios, sangre y lágrimas. Posiblemente, posiblemente.