El Gobierno está haciendo esfuerzos tangibles para canalizar recursos financieros a los sectores productivos,  y la Administración Monetaria ha tomado una serie de medidas(liberación recursos encaje legal y modificación del Reglamento de Evaluación de Activos) dirigidas a que las entidades de intermediación financiera  presten mayores recursos a menores tasas de intereses para diferentes sectores; pero sin un banco de desarrollo de segundo piso  va a ser muy difícil cumplir con la meta de crear 400 mil empleos formales en esta administración y multiplicar las exportaciones.

Los países de la región que han logrado aumentar de forma sostenible las exportaciones cuentan con bancos de segundo piso, estatales o mixtos, cuya finalidad es contribuir a elevar la competitividad canalizando créditos a los sectores productivos, incluyendo mipymes y grandes empresas. Así Brasil tiene a BNDES, Colombia a Bancoldex, Mexico a Bancomext, Bolivia el Banco de Desarrollo Productivo, Ecuador el BEDE, y Perú  la Corporación Financiera de Desarrollo, para solo citar los más importantes.

República Dominicana carece de un banco de desarrollo de segundo piso y por ello, por más esfuerzos que realice el Gobierno o la Administración Monetaria, será imposible contar con los recursos financieros de mediano y largo plazo que permitan, a tasas cónsonas con la rentabilidad de los sectores, expandir sostenidamente la producción y las exportaciones.

El Presidente cuenta con una serie de alternativas para crear un banco  de segundo piso (el nuestro podría llamarse Banco de Desarrollo de las exportaciones-BANDEX). Podria, por ejemplo, crearlo partiendo de cero y eso le va a consumir varios meses; tambien puede partir de la plataforma y los activos, también los pasivos, del Banco Nacional del Fomento a la Vivienda y la Producción (BNV).

El BNV fue, desde su creación el 12 de mayo de 1962, el órgano rector de las  Asociaciones de Ahorros y Préstamos, pero a partir de la promulgación en noviembre de 2002 de la Ley Monetaria y Financiera (183-02), cesaron sus funciones de regulador y supervisor de las entidades mutualistas y se convirtió en un banco de segundo piso, dedicado “a la promoción  de un mercado secundario de hipotecas y a la colocación y facilitación de recursos para los sectores productivos”. Incluso el BNV se benefició de recibir todos los activos y las carteras de préstamos del Departamento de Financiamiento de Proyectos del Banco Central (DEFINPRO), quedando los pasivos en el BC. Obviamente que tras once años el BNV no ha logrado su objetivo.

A partir del BNV, convertido en un verdadero banco de segundo piso, se pueden captar recursos por diferentes vías, como incorporar capital accionario proveniente de bancos múltiples o inversionistas, se pueden crear fideicomisos con diferentes objetivos, diseñar instrumentos financieros, emitir títulos para el mercado de valores y obtener financiamiento de organismos multilaterales.

Es bueno recordar que gracias a la creación de los fondos FIDE e INFRATUR, canalizando recursos externos vía el Banco Central hacia los intermediarios financieros, se logró el despegue de la infraestructura turística y se desarrollaron múltiples proyectos industriales, y si bien en algún  momento se consideró los bancos centrales no deberían dedicarse a esas funciones, resulta que en la actualidad soplan otros vientos en los organismos multilaterales, los mismos que anteriormente cuestionaron esos roles de la banca central.

Con el prestigio del Banco Central, su experiencia y capacidad para obtener financiamientos externos a bajas tasas de interés y largos periodos de amortización, no debe descartarse la alternativa de crear un fondo que actúe como un banco de segundo piso y canalice préstamos a los sectores productivos y mipymes por intermedio de las entidades financieras.

Para hacer realidad la meta de crear más empleos formales, mejorar la competitividad y aumentar las exportaciones es necesario invertir y contar con recursos financieros de largo plazo y a tasas asequibles y eso lo han logrado muchos países contando con un banco de desarrollo de segundo piso. Puede ser  creado a partir de cero, transformar el BNV o utilizar los recursos humanos y la experiencia del BC para administrar un fondo como lo fue en el pasado Fide e Infratur.