En cualquier zona del territorio nacional, a simple vista está que por cada escuela que funcione en una comunidad operan decenas de bancas de apuesta pertenecientes a distintos grupos que inciden en ese negocio.
Comprobado está que esa situación se da en amplios sectores del Gran Santo Domingo, el Cibao, el Nordeste, el Sur, la Línea Noroeste, la región Este. Es decir, en todo el país.
En muchos casos, esas bancas de apuesta están instaladas a menos de cien metros una de otra, y es casi seguro que las hay que tienen mejores equipos tecnológicos que muchos centros escolares.
Miles de hombres y mujeres de pueblos y campos, entiéndase trabajadores de la construcción, amas de casa, labriegos, “guachimanes”, choferes, motoconchistas, serenos, entre otros, son asiduos en probar suerte en esos lugares.
Lamentable es decirlo. Con todos los adelantos que implican los avances de la tecnología digital, en especial la instrucción como herramienta básica para definir el desarrollo de toda sociedad, el magisterio nacional no ha sabido sacar beneficios a favor de la inmensa legión de profesores y, por ende, de los estudiantes.
Suena muy pesado referir que miles de profesores escriben con faltas de ortografía, y aún con esa deficiencia pertenecen al staff del magisterio nacional. Entre ellos los hay que imparten como asignatura Lengua Española.
La función de educar y enseñar es sublime. Necesita preparación, la más depurada que se requiera. La mala práctica en cuanto a enseñar tiene el terrible dilema de que quienes la reciben no terminan con una buena preparación. Está demostrado.
Constituye una vergüenza nacional lo sucedido recientemente. Un 95% de aspirantes a plazas de maestros fracasó en el concurso de oposición. Fue excelente como información de portada de un conocido diario, pero tremendo fracaso para la buena marcha de la educación.
Precisamente, eso sucede cuando este lunes 20 de septiembre más de 2.8 millones de alumnos están convocados para el inicio de la docencia en las escuelas públicas y colegios privados.
Tan solo aprobaron las evaluaciones 528 de casi 11 mil postulantes. ¡¡Abismal desnivel!! Que conste, esas evaluaciones solo se circunscribieron al nivel de primaria.
Desde sus primeros años, la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) dio demostraciones de que como gremio no las tenía todas a su favor en cuanto a tener una contribución eficiente para que sus afiliados acudan a las aulas con una mejor preparación como docentes.
En distintas ocasiones, las movilizaciones de protestas enarboladas por la ADP como gremio profesoral han ido en defensa de su militancia, no necesariamente en su rol de educadores preparados para cumplir con la responsabilidad de enseñar e instruir.
Todas estas situaciones conducen a que República Dominicana se sitúe entre los últimos lugares en cuanto a rendimiento escolar en asignaturas como Matemáticas, Lectura y Ciencias.
El informe PISA, que cada cierto tiempo analiza la calidad de la educación de 80 países en el mundo, refiere que este país está entre las naciones con peor rendimiento en cuanto al rendimiento de los estudiantes en Matemáticas, Lectura y Ciencias.
Todas estas situaciones influyen en la deserción escolar, que según entendidos se ha incrementado a nivel global en tiempos de pandemia, y es un tema que no debe quedarse en el olvido, pues afecta a miles de familias.