“Dos Patria tengo yo, Cuba y la noche” (José Martí).

“Dos patria tengo yo, Cuba y la mía” (Roque Dalton).

 

Te tratan como una prostituta porque decidiste pensar diferente y vivir diferente. Organizaste tu casa a tu manera. Y dejaste de ser el “burdel caribeño” de las mafias banqueras y turísticas  gringas como te llamaban antes del 1959, convertida para entonces en paraíso de cueros, chulos y gánsteres. Repartiste a tu manera el pan, el sudor, el amor, los pocos bienes y derrumbaste las cercas, las distancias entre los hombres y las mesas de los cambistas, como Jesús. Y enseñaste a repartir lo mío y lo tuyo, como nuestro.

Repartiste el bienestar, el hambre, la imaginación a tu manera. A tus vecinos, esa vaina no les gustó ni un carajo, y Silvio lo retrató en su canto: ¿Te molesta mi amor? Eras y sigues siendo un mal ejemplo para sus casas; ellos también tendrían que hacer lo mismo y eso no te lo perdonan jamás. Tampoco te los perdonan los padrinos y patrocinadores, quienes se nutren de ese sistema organizado por los vecinos, donde es justificado ver pobres, indigentes, miserables, fraudes electorales, corrupción en todas las manifestaciones, un quítate tú para ponerme yo, como acuerdos de oligarquías y gánsteres.

Te gusta el riesgo y el atrevimiento. No nos sorprende. Nos tienes acostumbrado a no dejarte aplastar ni usar de nadie, aunque se fragüen millares de planes perversos en tu contra, de quienes se colocaron en el lado de tus enemigos sin que le dieras permiso. Es muy atrevido pensar y actuar diferente frente a la casa del amo que se alimenta de holocausto, pan y circo, genocidio, saqueos y trampas de cualquier calaña.

Eres valiente. Ser capaz de organizar tu casa, frente al odio de los vecinos al unísono, te trajo consecuencias funestas: perder más de 144,000 millones de dólares en 6 décadas gracias al embargo diabólico que la ONU se jarto de declarar ilegal, tener que producir cueste lo que cueste todo lo que necesitas, no poder comprar comida, ni medicinas ni ropas, ni vehículos ni piezas, ningún insumo ni herramientas o tecnología que tenga algún ingrediente made in USA o de sus aliados, según la ley Helms-Burton, ni hacer trueques con ellos o compras  ni ventas;  se los prohibió “el patrón” con riesgos de sanciones  a las empresas que lo hagan, porque siguen las reglas de juego del titiritero. Y el títere actúa, como ya sabemos, con las voces, las palabras y la conducta de quien lo maneja.

En casa de tus vecinos, como en nuestro caso, ni el dinero asegura la vida. Te pongo por ejemplo mi madre; gastamos cerca de un millón de pesos  sin tenerlo y no logramos salvarle la vida. Así mismo, pasó con dos compañeros de la sala médica donde estaba, tal como ella entraron por una causa y murieron los tres simultáneamente  por la misma causa, que no era de la de su internamiento y ellos también gastaron fortunas sin resultados.  En estos momentos que escribo, un amigo de mi barrio y colega de profesión, se debate entre la vida y la muerte, en un centro de salud construido con parte del dinero del pueblo, y ya agotó la cobertura de la estafa llamada “seguro médico”, y la familia no busca la suma de RD$350,000 pesos, lo desconectan para que muera. Somos parte de los experimentos y del negocio de la medicina y la avaricia, del dios MAMMON. En tu casa somos pacientes y eso lo cubre el ESTADO, en la nuestra somos clientes del negocio.

No tenemos que darte recetas. Cada quien debe organizar su casa como le parezca, y cada quien debe atender su cartón. Eso, le llaman respeto por la autodeterminación de los pueblos. A nadie le gusta que el vecino opine en los asuntos internos de la casa ajena; y menos cuando el vecino no tiene moral para hacerlo.

A qué le temen? Si es tan mala tu forma de pensar y creer, que te permitan ser y hacer, sin que te lo prohíban, sin acorralamiento, sin jugadas sucias y tramposas, así comprueban tu fracaso. Deben permitir además, que puedas tener relaciones abiertas con todo el mundo, intercambios, negocios, y demostrar con verdades la hipótesis del fracaso del socialismo. Así no, no deben forzar las jugadas ni poner los árbitros y los anotadores del lado del opositor, ni hacer las reglas a su favor para justificar diabluras en terrenos minados.

Sigo creyendo en ti como lo he hecho tantos años, a pesar de tus grandes dificultades que no ignoro, y un sistema hecho por hombres, que no es perfecto; hay sus Judas Iscariotes que venden el proyecto del amor por ambición, así como hay Ananías y Safira (Hechos 5:1-11), que se aprovechan de lo colectivo para sus provechos personales.  Además, acepto los cambios que debes hacer sin renunciar a ti.

Sigues repartiendo lo poco que tienes para todos: salud, educación, vivienda y comida, aunque no sea mucha la que hay en la despensa. Sigues repartiendo amor fuera de la verja de tu casa sin mirar credo, raza, religión, ideología, distancia, economía. Sigues repartiendo miseria y riqueza para todos los tuyos, porque aquí nos reparten la miseria para la mayoría y las grandes fortunas se las reparten los pocos.

No olvides que David vence a Goliat y la vida vence siempre la muerte.