El pasado miércoles 29, en esta misma semana, estaba escuchando una entrevista en el programa matutino de Huchi Lora, de pronto la interrumpió para dar la triste noticia del fallecimiento de la locutora santiaguera Minucha Pezzotti de  Luna.

Para mí ha sido una pena muy grande, no solo por su fallecimiento, sino porque desde que comencé a escribir por este medio tenía la intención de escribir sobre ella y su esposo Don Ramón de Luna, quienes forman parte de los recuerdos de mi  niñez.

Cuando Huchi dio la noticia, muy apenado dijo que “no existía alguien de Santiago y que fuera contemporáneo suyo que no hubiera crecido escuchando los programas infantiles que ellos dos hacían por radio”, aunque luego se corrigió y dijo, “que nadie de la región del Cibao había crecido sin escuchar estos programas que eran transmitidos al atardecer de cada día”.

Yo recuerdo en mi ciudad, La Vega, verme pegada de la radio  desde temprano, esperando la llegada de la nave espacial con su ruido característico en la que arribaba del cielo el Rey Melchor. Desde que llegaba saludaba a su secretaria con un “buenas tardes Minuchita” y ésta contestaba  “buenas tardes Rey Melchor”. Yo temblaba de emoción y al mismo tiempo de miedo, porque no quería que me fuera a mencionar por haber hecho algo malo, ya que era santo y todo lo sabía.

Creía que en realidad se trataba del Rey Melchor que bajaba del cielo, porque en esa época todavía había inocencia y se creía en los Reyes Magos. Ese programa se transmitía  todos los años, durante el mes de diciembre.

Los niños de la región enviaban cartas pidiendo lo que querían les trajera, a lo que siempre contestaba, “vamos a ver, vamos a ver cómo te has portado”. Con una voz ronca y su secretaria con una dulce voz se encargaba de leer las cartas y tomar las llamadas. Él, muchas veces cansado de tan largo viaje decía “¡ay caramba Minuchita!”, otras veces decía “me duelen tantos los huesos”  Minuchita contestaba: “ponte Lilimento Jacobino”.

En otro de los programas “El club infantil del aire” había una canción que era la que lo introducía, era como su himno. “Cualquier arte que tú tengas, en jardín de maravillas, demostrar cuando tú vengas es la cosa más sencilla. Radio Santiago C, te ofrece este programita y hará tu presentación si bailas, cantas o recitas…”

Estos programas son parte del archivo emocional de mi niñez. Es por eso que me siento tan apenada con tan triste noticia. Mi hermana Cristobalina, que tiene mejor memoria que yo, me estuvo recordando algunos detalles que se me habían borrado, ella es mi archivo de consultas. La llamo a Nueva York y me recuerda o confirma datos cuando hablo del pasado.

Hoy estará Minuchita junto al verdadero Rey Melchor allá en el cielo, contándole de los niños que se han portado bien aquí en la Tierra y ayudándole a seleccionar desde ya los juguetes que ha de traer el seis de enero.