Recientemente, un Jefe de Estado –Mujica de Uruguay, quien está en su plena vejez- mientras se encontraba frente a los medios de comunicación, se le “zafó” decir “vieja” refiriéndose a su homóloga de la Argentina –Cristina Kirchner-. Dado que vivimos en una aldea global muy bien comunicada, la información se expandió a la velocidad de un rayo. A seguidas, el manejo malicioso de lo expresado por el Presidente Mujica, provocó la queja diplomática de la Cancillería Argentina, tildando de ofensiva lo dicho por el Presidente Mujica.
La razón por la que trato este incidente –de la arena política-, que ha tenido repercusiones diplomáticas, es por la hipocresía del ser humano en no verse a sí mismo en un estado de sabiduría, cuando se alcanzan más de los 60 años y nos ofendemos si alguien nos recuerda el ocaso de la vida. Qué cosa!!!
Los especialistas en clasificar las fases o etapas del hombre, nos enseñan que al nacer hasta la muerte –como todo ser viviente- nacemos, crecemos, maduramos, envejecemos y luego morimos. A estas etapas del Homos sapiens se le asignan períodos en meses y años, conforme a la evolución con el tiempo.
Al nacer hasta los 11 a 12 años, nos llaman niños; desde los 13 a hasta los 19 jóvenes; adultos desde 20 a los 60 años. Luego, llega la senectud o vejez. Aunque la juventud es considerada hasta los 35 años. Pero quien se ofende porque le llamen niño? O quien se enoja porque le llamen joven o teenneger? Se ofende Ud. si lo califican como adulto? Muchos de estas calificaciones nos elevan nuestro ego… pero ay! si nos llaman viejo!!! Porque no aceptar la fase de la vida en que afortunadamente resume las variables de una ecuación compleja, con nuestras debilidades y fortalezas? Bueno pues si no le gusta que le llamen viejo, muérase joven!!!