Cuando el hartazgo llega
Al hastío, muy cerca se
Encuentra la rebeldía.-
Anonadado, quizás estupefacto o algo parecido. Tal vez sea algo peor, porque cada día comprendo menos este vivir. Me dicen que progresamos, que avanzamos y vaya usted a ver que desgracia, más bien veo, como dice la canción de Juan Luis Guerra, que esta “guagua va en reversa”. Avanzamos y no hay delincuencia en nuestras calles y ni pensar que vaya a ocurrir algo anormal dentro de su propiedad, pero los gritos para quien los quiera escuchar están por doquier. Me asaltaron, me llevaron la cartera, se llevaron la batería y hasta el maldito tanque de gas desapareció pero… me dicen que vamos pa´lante.
Estoy muy mal porque no puedo subirme a este tren de progreso y no es que no quiera, simplemente no lo veo ni lo siento. Quizás si me comunico con la Odebrecht pueda verlo, o al menos comprenderlo tal y como tantos dicen hacerlo. Hasta cuestiono para qué diablos tenemos cerebro en estos tiempos si no pensamos, si todo para nosotros está bien. Esa cosa que tenemos en la cabeza al parecer, para muchas personas solo sirve para dar dolor de cabeza.
Todos los años la misma vaina, los mismos “operativos” más mediáticos que preventivos, o será acaso que un grupo de infelices con unas banderitas aportan algo al tránsito, claro que no, puro bulto. Se producen más choques y accidentes que no se reportan ni salen en las “estadísticas” que en cualquier otro periodo, todo producido por la estupidez y testarudez de las mismas autoridades que solo son expertos en copiar de otras culturas y que repiten año tras año el mismo error. La cosa ha llegado a tal nivel que hasta los medios de comunicación se han contagiado con alabar este desastre por un lado y por el otro ocultan que la mayoría de “Programas preventivos” se han convertido en un masoquismo mediático. La cuestión no es mantener a la opinión publica informada, por ejemplo, de cómo se está desenvolviendo el tránsito en determinado lugar, no señor, la cuestión es con voz dramática, narrar los tantos muertos que van, la manera como quedo el cuerpo de algún motorista suicida y por ese estilo seguimos.
Además, durante el año sin ser días feriados, en muchas oportunidades se producen más muertes trágicas que durante estos días festivos, pero esto no se puede comentar porque echaría por el suelo las lavadas estadísticas que justifican lo injustificable. Nos pasan hechos de un lado a otro de la cabeza que no nos damos cuenta y pensar que precisamente en estas épocas es cuando más multas de tránsito deben de producirse por la inmensa cantidad de imprudentes que circulan en nuestras carreteras y autopistas.
Pero lamentablemente nuestras autoridades carecen no se ni de que para poner esto en práctica. Ya el rebase se hace por el lado derecho, tanto en calles, carreteras o autopistas, porque en el izquierdo va una platanera o una voladora haciendo corte de “pastelito” para recoger un pasajero y luego hacer lo contrario, volver al lado izquierdo. El gran tapón debido a que del lado derecho transita un vehículo que apenas puede rodar, en tanto del lado izquierdo otro es conducido a una velocidad no apropiada para el carril, desplazándose ambos de manera paralela, pero no hay autoridad –ni los medios, porque todo lo desbaratan en pocos meses- y el tapón continua hasta que uno de los dos les da la bendita gana de usar los pies, ya sea para acelerar o frenar un poco, porque no podemos aspirar a que usen lo que no hay, es decir, la cabeza.
Quien ha visto un “amemao” encima de un puente peatonal observando hasta con binoculares el desenvolvimiento del tránsito y comunicarle a la fuerza de represión, ya sea antes o después, que tal o cual vehículo está entorpeciendo el tránsito o está exhibiendo un manejo temerario y que antes de darse cuenta ese conductor a su lado se encuentra una Harley-Davidson ordenándole estacionarse, ya sea para la multa por entorpecer el tránsito o ya sea por manejo temerario o inclusive, para dejar el vehículo estacionado mientras llega una grúa. ¡Nunca lo ha visto! Y es posible que dure bastante tiempo más para verlo. ¡Si señor!