La autoestima es la valoración que tiene una persona sobre sí misma, arraigada en sus vivencias y experiencias de vida. La autoestima se desarrolla en los procesos de socialización que se viven en el hogar, la comunidad, la escuela, el colegio, el liceo y en la universidad. En tal sentido, los especialistas en higiene y salud mental sabemos que la autoestima está asociada al conjunto de creencias, percepciones, evaluaciones, hábitos y pensamientos cognitivos  que tiene una persona acerca de la vida y de sí misma (OMS-DSM-V).

Según los estudios y la clasificación de la autoestima, existen tres tipos de autoestima a saber: a) Autoestima Alta o descompensada; b) autoestima Balanceada o equilibrada; y, c)  autoestima baja o precaria. Las personas con una  autoestima alta o descompensada exceden los límites y los códigos aceptados y aprobados por la sociedad. Por su parte, las personas con  autoestima balanceada o equilibrada, son seguras de sí mismas, respetuosas del pensamiento de los demás y, al mismo tiempo, hacen gala de un alto sentido de humor. En tal sentido, las personas con una autoestima balanceada logran todo lo que se proponen en la vida.

Los estudios concluyentes en los que participaron 256,320 individuos residentes en Asia, África y América latina en el período 1996 al 2012 refieren que, las personas con autoestima baja tuvieron serios problemas en su proceso de socialización desde muy temprana edad. Este tipo de personas son huidizas, no les gusta hablar en público, son perfeccionistas y siempre llegan a tiempo a todas las reuniones y eventos para evitar críticas. Asimismo, las personas con autoestima baja son inseguras y se consideran incapaces de asumir cierto nivel de responsabilidad que les saque de sus respectivas “zonas de confort”. Además, son personas que no expresan sus preferencias, sus gustos u opiniones por miedo a ser rechazadas o pensar que sus opiniones no tienen el mismo valor que las opiniones de los demás (DMS-V).

Las personas con autoestima baja no se sienten merecedoras de las cosas buenas de la vida y tampoco se esfuerzan por conseguir aquellas cosas que merecen por temor a fracasar. También son personas pesimistas y sumisas y se dejan manejar con facilidad por los demás. Este tipo de personas suelen atribuir a causas externas sus logros y, a causas propias o internas, sus fracasos. En sus conversaciones cotidianas, las personas con autoestima baja expresan sus descontentos e insatisfacción con las cosas que hacen o logran y sienten mucho miedo y excesiva ansiedad (OPS-OMS).

Según los hallazgos de tres (3) estudios realizados por psicólogos sociales en el período 2003-2017 con cuarenta y tres mil (43,000) pacientes se encontró que, las personas con autoestima baja no son felices y creen que sus desdichadas o fracasos es su responsabilidad. La mayoría de las personas con autoestima baja nunca concluyen lo que empiezan, pues para ellas la perseverancia se convierte en algo muy difícil de lograr (DMS-V-2018). Además, a las personas con autoestima baja se les hace imposible tomar iniciativas por su propia cuenta. En la mayoría de los casos, las personas con autoestima baja se sienten evaluadas constantemente en los ambientes sociales en los que ellas participan o asisten. Para el colmo, las personas con autoestima baja sienten que no son atractivas.

En tal sentido, son muchas las personas que le preguntan al psicólogo si hay alguna manera de mejorar su autoestima baja. Obviamente, los psicólogos les decimos que no existe ninguna receta mágica, sino que cada quien debe trabajar su condición según cada caso en particular. En ese contexto, los especialistas en higiene y salud mental motivamos a las personas con autoestima baja a ser realistas y a valorar sus virtudes (sus fortalezas) y al mismo tiempo, reconocer sus debilidades (sus defectos) y a trabajar sus potencialidades de desarrollo personal integral. Según cada caso, se les motiva a cambiar sus pensamientos de “yo no puedo”, por yo “voy a intentarlo”; “es cierto que yo he tenido problemas para lograr algunas cosas, pero ahora yo estoy seguro/a que voy a lograrlo y tendré éxito”; “yo he tenido problemas, pero ahora las cosas van salir bien”, entre otros pensamientos positivos más que, según nuestras experiencias, han dado resultados extraordinarios cuando trabajamos con personas con autoestima baja. 

Asimismo, los especialistas en higiene y salud mental les inculcamos a nuestros pacientes que definan o se pongan metas realistas que éstos/as puedan lograr en un período de tiempo corto. También se les motiva para que, si las cosas no salen bien, no se autoculpen por los resultados. Además, se les motiva a que no se comparen con otras personas y se les reitera que, cada persona es única e irrepetible. Incluso se les anima a que busquen el lado bueno de las cosas, pese a que estas no resulten tal y como ellas esperaban. Aprender a autovalorarse y a quererse tales y como son, es un aspecto muy valioso que trabajamos los especialistas en higiene y salud mental con las personas con autoestima baja.

En la mayoría de los casos, los especialistas en higiene y salud mental trabajamos para que nuestros pacientes aprendan a aceptarse tales y como son y aprendan a desarrollar y a utilizar el autoperdón. En tal sentido, se les motiva para que escriban una correspondencia o un diario sobre las cosas que no les gustan de su cuerpo, sus hábitos, sus actitudes y sus comportamientos. Una vez escrita dicha correspondencia o el diario, se les pide a las personas que se deshagan de estas, quemándolas o destruyéndolas, para cortar el círculo vicioso de la autoculpa. A partir de ese momento, se les recomienda a los pacientes con autoestima baja comenzar desde cero y a dejar atrás la autoculpabilidad, como un gesto de borrón y cuenta nueva.

Quienes trabajamos con personas con autoestima baja, les enseñamos a tratarse con cariño y respeto y a valorar sus potencialidades en el corto, mediano y largo plazo. Además, se les inculca a que se ubiquen en un contexto positivo y miren las cosas desde un ángulo de ciento ochenta (180) grados con perspectivas positivas. Asimismo, se les aconseja regalarse tiempo de calidad para escuchar buena música, leer buenos libros, visitar áreas verdes y tener contacto con la Naturaleza. También se inculca que aprendan a regalarse y dejar a un lado a las personas y las cosas que les complican sus vidas. 

Por su parte, los especialistas en higiene y salud mental enseñamos a nuestros pacientes a autovalorarse y a desarrollar nuevos proyectos y dejar atrás los sucesos y los eventos del pasado. Son muchas las personas que viven arrastrando mochilas llenas de cosas y trabajos que no les satisfacen, así como relaciones amorosas y amistades que no les aportan nada en sus vidas. También, son muchas las personas cuyos hábitos no les gustan, pero no saben cómo deshacerse de ellos y asumir nuevos y mejores hábitos. Para superar todos estos lastres, los especialistas en higiene y salud mental les aconsejamos a los pacientes tomar el control de sus vidas y, a cambiar, las cosas que no les gustan o que no les agregan valor personal, familiar y social. El trabajo con este tipo de paciente es arduo y retador, pero altamente gratificante.

Tal y como hemos visto, las personas con autoestima baja requieren de un acompañamiento profesional que propenda a mejorar y/o superar los hábitos, comportamientos y actitudes que dichas personas están dispuestas a trabajar. En tal sentido, el especialista enseña a sus pacientes a dejar a un lado los temores y los pensamientos negativos y, los motiva a definir propósitos, metas y objetivos fáciles de lograr. En el proceso de asistencia y acompañamiento, el especialista en higiene y salud mental les enseña a los pacientes a considerar sus errores como oportunidades de aprendizajes y de crecimiento integral. 

Como usted ha podido apreciar, la responsabilidad del especialista en higiene y salud mental que trabaja con personas con autoestima baja, es una tarea titánica que requiere de rigurosidad metodológica y científica. En tal sentido, en el proceso terapéutico los especialistas en higiene y salud mental estamos comprometidos profesional y éticamente, a tomar en cuenta los códigos y los criterios bioéticos de respeto a la integridad y la dignidad humana de sus pacientes.

“Hasta que tú no te valores a ti mismo, no valorarás tu tiempo. Hasta que tú no valores tu tiempo, tú no hará nada con el”. M.Scott Peck