Lo que parecía imposible. Lo que parecía impredecible. Lo que fue tratado como un feudo y devorado sin piedad alguna. Lo que fue robado al pueblo y vendido al gobierno por unos cuantos puestos. Lo que fue una montaña y la redujeron a un puño de arena. Lo que fue una burla por años al país parece llegar a su final, gracias a la lucha librada por un grupo que nunca perdió la fe ni la esperanza, a pesar de tener todo en su contra.

Ya llega la calma y se ve luz a lo lejos después del temporal. Alegría por doquier, porque lo que estuvo perdido pronto será recuperado. Quién sabe si dentro de poco tiempo vuelve a ser el más grande de todos, porque no hay mejor lugar que estar en casa. Vuelve a encenderse la llama del jacho.

¡Aún vive el PRD!