Mi conciencia tiene para mí, más peso que la opinión de todo el mundo. M.T. Cicerón.–
La misma gota en el mismo cántaro, así transcurre el día a día en este país de sol, arena y pendejos martillando sobre lo mismo. No hay dinero para aumentarle el sueldo a los Policías, pero si hay para bonos clientelistas, estudios y lobistas bien pagados que los justifican. No hacen nada por los sueldos de los policías y utilizan argucias pendejas para justificarlo con “especialísimos” y funditas.
No hay dinero para el aumento porque eso incidiría elevar la deuda pública, pero sostienen organismos parasitarios, indelicados y corruptos como la OISOE; una Comisión Presidencial de Apoyo al Desarrollo; una “Autoridad” Nacional de Asuntos Marítimas, (ANAMAR) y otras tantas, solo como parte de los recursos del Estado entregados a las entelequias políticas que apoyan al gobierno; el barril sin fondo que se llama UASD, que no se puede sostener en su recinto principal y mucho menos las extensiones en el interior, y por simple “comparonería” pretenden poner una “sucursal” en los Estados Unidos de Norteamérica, y nadie dice nada.
Pero, los Policías y Militares no son dignos de una mejor vida, porque no tienen quien los defienda y mucho menos quien le escriba, aunque si muchos que los utilizan como carne de cañón, algo así como sucede con el mismo pueblo, olvidando que “hasta la belleza cansa” y son tantas las veces que hemos llamado la atención sobre esta situación, que parecemos perico, y tuvo que salir un pobre raso a exponer la gravedad del caso, pasándole por encima a todo lo que se llama disciplina, obediencia y reglamentos, aunque lo más posible es que desconozca estas cosas, precisamente por la falta de entrenamiento y el cobarde encubrimiento de los superiores sobre esta triste realidad institucional.
Y poco ha pasado. Lo raro es que ya no se haya presentado una huelga policial –a pesar de ser civiles armados, pero que se entrenan y comportan como una unidad militar-. Todavía no es nada, porque aquí en este terruño, haíto de héroes y defensores de la Puta Patria, todo se olvida. Que como esa acción del policía comenzó la desgracia del 1984; exploto la situación en el 1965, y siguen apretando la tuerca mientras en el momento menos esperado, como la flama que produce la gasolina en presencia de un insignificante fosforo, así mismo se puede armar un “sal pa’fuera”, sin que haya cupo para todos los que han producido y continúan produciendo este desmadre institucional, moral y ético a la hora de pretender salir del país por los muelles y aeropuertos.
Sostengo, que la violencia siempre ha estado al lado de los hombres desde los inicios de la vida, y brota, como factor principal, cuando un hombre, una claque o un partido, tratan de imponer sobre otros sus propios criterios en base a abusos, artimañas, engaños o un artificioso discurso embaucador y es, en ese momento, cuando brota como lava de un volcán en erupción la temible y siempre dolorosa violencia, donde lamentablemente, los más desposeídos son los que aportan la mayor cantidad de sangre y vida.
Algunos de los beneficiados por los operativos sorpresas del Primer Mandatario aducen que se está transformando el campo dominicano en términos productivos y de progreso, sin embargo, yo veo que si se está transformando pero, convirtiendo las mejores tierras en parcelas para chatarrerías, en el raro negocio de las estaciones de combustibles y en todo lo que no signifique agricultura, porque ya nadie quiere sembrar, donde ya hasta el Primer Mandatario ha tenido que hacer las funciones del Ministro Importador de Agricultura y del Administrador del Banco Agrícola, que al parecer no tienen autoridad para ejercer sus funciones, ya sea por imposición o por ineptitud. Y además, para que sembrar, si los funcionarios se encargan de importar productos justo cuando se avecina la cosecha tirando por el suelo los precios para el productor. Y el que quiera ver, vaya a Constanza, Moca, Bonao y donde quiera que hasta hace un tiempo reinara la agricultura y ahora dan ganas de llorar.
Pal’ carajo todos los que pretenden argumentar la miseria policial y militar, esos mismos que se creen vivir en opulencia donde hasta la sensibilidad humana la han perdido, porque en verdad, viven como ratas de albañal. ¡Si señor!