Los deportistas dominicanos han demostrado en otras ocasiones, con Félix y Luguelín, y ahora los están haciendo en las Olimpiadas de Brasil que son las dos cosas a la vez, atletas y héroes. Son Atletas porque nada más comenzar consiguen una meritísima medalla de oro en un carrera de esas que saltan vallas como si a los corredores, en este caso las corredoras. las persiguieran cobradores de facturas por los patios de barrios, y además por una joven dominicana para alegría de todos y todas, y muy en especial de las feministas que resaltan de manera justa los valores de las mujeres del país, no siempre reconocidas ni respetadas como deberían ser.
Aunque no se consiga ningún galardón más, ese trofeo es suficiente y más que suficiente porque sabemos nuestros compatriotas han puesto todo su empeño en dejar lo más alto posible el pabellón nacional, y eso es lo realmente importante, se gane o no, el esfuerzo y la intención. Daba gusto ver la delegación dominicana desfilar en Río, un grupo pequeño pero tupío, como decimos por aquí, que destilaba optimismo y simpatía por los cuatro costados, al igual que lo hace la gente de este tres cuartos de isla, y que contrastaba en tamaño con las enormes delegaciones de más de quinientas personas la de los Estados Unidos, o varios cientos de las de Canadá, Inglaterra, Francia, Italia o España, países con muchos más millones de habitantes donde el deporte está altamente subvencionado, y los deportistas debidamente atendidos ypapeados. Competir contra semejantes equipos, contra los y las mejores del planeta, y además ganar o quedar en buenas posiciones, tiene un mérito enorme.
También, decíamos, son héroes los atletas dominicanos porque hacer deporte de alto rendimiento en nuestra República, conlleva mil y uno sacrificios y penalidades. Aquí lo hacemos de una manara equivocada, les damos un apartamentito y una pequeña subvención al que gana una medalla de oro, y debería ser al revés, primero asignarles un apartamento y una pensión suficiente para que, bien dormidos, mejor comidos y sin estrés existencial, no ya sobre el qué pasará en el futuro, sino en el mañana por la mañana, al medio día, y por la noche, cuando los cuartos para el simple transporte o para la comida no aparecen o escasean, y así puedan rendir mucho, muchísimo más.
Seguro que si se hiciera de esta forma las medallas de oro, plata. y bronce, se multiplicarían, porque potencial tenemos mucho, pero como todos sabemos el deporte y sus resultados están íntimamente relacionados con el estómago contento y una alimentación especial, el tiempo que se le dedica, los técnicos entrenadores, los cuidados médicos y las instalaciones disponibles . Pero ya sabemos cómo son las cosas por el patio a nivel de los gobiernos. Para lo que conviene aparecen los millones de Chaflán y para otras cosas que no consideramos importantes o que dejan buenas comisiones, el dinero es más escaso que las muelas de gallo enano con plumas color verde, y cinco patas en el cuello.
Viene al caso relatar un hecho real que nos sucedió hace ya un tiempo. Estábamos grabando un comercial de publicidad para un producto tipo proteína que daba energía, dirigido a los jóvenes. Una de las escenas del guión requería un salto de pértiga, y para ello buscamos el mejor garrochista local que era en esos momentos campeón nacional. El muchacho, lucía con el aspecto de una FC (Falta de Cuchara) muy manifiesta, en los puros huesos y además tenía las piernas bastante gambadas. Visto en pantalones cortos y camiseta deportiva era todo un cuadro representativo del subdesarrollo nutritivo nacional.
Bien, comenzamos la escena: ¡Acción! ¡Salto!… otra vez…. ¡Acción! ¡Salto!… ya sabemos que las escenas de los comerciales hay que repetirlas más que la petición de un aumento de sueldo al tacaño de nuestro jefe.
Cuando llevábamos varias tomas, hicimos un descanso y nuestro campeón se sentó y quedó dormido de inmediato. Cuando pasó un buen rato, le despertamos y le preguntamos si le sucedía algo, si se había cansado o mareado. Nos pidió excusas por la pavita que no pudo evitar, pero resultó que el trabajaba como sereno y no había dormido en toda la noche, y para el colmo tampoco desayunado.
Un sereno todo un campeón nacional de pértiga, o un campeón nacional de pértiga que tenía que “serenear” para sobrevivir, como ustedes lo prefieran, y lo agarren por dónde lo agarren, eso da pura heroicidad y una voluntad de hierro forjado entre penurias y carencias.
Y así, como este ejemplo, hay muchos casos similares y hasta peores entre los atletas dominicanos. Y es por todo ello, que para nosotros ya se han ganado las medallas al valor, y desde estas sencillas líneas les enviamos nuestros mejores deseos de nuevas victorias y un homenaje a sus méritos deportivos. Se lo han ganado con creces.