La decisión adoptada por el Gobierno que preside el Presidente Constitucional de la República Dominicana y el Consejo Nacional de Migración, de respaldar la Sentencia evacuada por el Tribunal Constitucional sobre el status de la nacionalidad a hijos de extranjeros entre otros aspectos, era de esperarse, lo que pasa es que la rapidez es parte del fracaso en temas tan delicados como estos.

El Presidente Danilo Medina, siempre ha actuado con mucha cautela y sin prisas, sopesando con su equipo de más cercanos colaboradores los pro y los contras de las medidas que ha tomado  y observamos todas las que ha ejecutado hasta el momento, sin temor a equivocarnos nos damos cuenta de que han sido para favorecer el interés nacional y beneficiar a la gran mayoría de los dominicanos y dominicanas, reduciendo significativamente el nivel de pobreza en el país, al igual que la desigualdad social.

En la República Dominicana siempre han existido grupos de supuestos patriotas que tradicionalmente han vivido del caos y del desorden, creyendo que en esta oportunidad le iban a seguir el juego y el gobierno le ha dado una clara señal de que su jueguito llego a su fin y que con la soberanía e independencia de la República Dominicana, nadie, absolutamente nadie va a seguir jugando y haciendo negocios lucrativos, falseando documentos para facilitarle de manera irregular a los extranjeros la nacionalidad dominicana, que en algún momento llegó a parecer un producto, con los escándalos que se detectaron en el pasado con los ciudadanos chinos.

Todo ciudadano extranjero, que pretenda ingresar a la República Dominicana, ya sea por vía aérea, marítima o por la frontera, debe hacerlo con la documentación requerida en el caso de que sea requerido el visado, en los demás casos con la compra de la tarjeta de turismo y permanecer solo en el país por el tiempo que las autoridades migratorias dominicana le otorgue, como ocurre con los dominicanos y dominicanas, los cuales tenemos que ajustarnos y cumplir con todos los requisitos, para ingresar a cualquier otro país del mundo incluyendo a Haití.

El sentido madre de esta Sentencia, no es negarle a los extranjeros el derecho de obtener la nacionalidad dominicana, sino el regularizar primero su status de ilegalidad y luego que se encuentren en condiciones legales en territorio dominicano, entonces que comiencen a tramitar la solicitud de residencia o de nacionalidad a través de los organismos correspondientes, cuyos requisitos están publicados en la página Web del Ministerio de Interior Y Policía, en la Dirección General de Migración.

En este país por uno tratar de corregir lo que está mal, continuar con lo que está bien y hacer lo que nunca se ha hecho, muchos nos encontramos con resistencias, pues en un sistema como el nuestro donde muchas personas han acumulado grandes riquezas, aprovechando las debilidades de nuestro sistema migratorio hasta la emisión de esta Sentencia del Tribunal Constitucional, se estaban resistiendo y seguirán resistiéndose, pues como ya ven que no podrán seguir contando con la canasta de los huevos de oro

Tendrán que buscar otro medio viven ti y se le hace muy cuesta arriba, pues no saben hacer ninguna otra cosa y sino pregúntenselo a los mafiosos que se dedicaban a traer chinos de manera ilegal al país cobrándole grandes sumas de dinero en dólares y a los que han logrado sacar del país a miles de mujeres dominicanas hacia a Europa, supuestamente para trabajos domésticos o afines y al llegar allá les retenían los documentos y las prostituían, alegando que debían pagar el alto costo del viaje, más los gastos de las documentaciones.

Con esta Sentencia 168/13, la República Dominicana recuperará totalmente el Estado de Derecho y la Soberanía Nacional, que muchas veces ha intranquilizado a los gobiernos dominicanos y con la creación por parte del Presidente Danilo Medina del Instituto Nacional Migratorio, de seguro se hará menos traumático y más ágil el proceso de regularización de Status de todos los extranjeros sin importar la nacionalidad que residen de manera ilegal en el país y así podremos tener un mayor control no solo migratorio, sino también de fiscalización y seguimiento a las actividades a que se dedican en nuestro territorio.

¡Ya era hora de hacer lo que nunca se había hecho!