El hombre empezó a volar en la madrugada y ya es la noche. Escalas a través de Suramérica. En Bogotá piensa el pensamiento pensado tantas veces por tantos de sentirse en una historia griega y kafkiana: "Por más vueltas que uno dé uno no llegará uno donde uno quiere uno llegar uno". Al lado mujer hojea revista productos duty free.
—¿Qué me compro?
—Si no sabe e que no necesita nada.
—Ay no, necesito esta crema para las arrugas, deja ver, ¿qué será eso de HC12 spyroflemm?
El hombre ruega quel avión aterrice pero ya hasta en el mar. Ahí mimito se enciende señal de cinturones mientras el avión baja baja baja sube baja baja baja baja sube baja baja baja baja baja… La mujer aprieta el brazo del hombre. Alante dos espantados parlotean para espantar el espanto.
—Diablo, me siento como en un deyabú.
—¿Qué?
—Diablo, me siento como en un deyabú.
—¿Qué?
El avión se remenea mucho por muchos minutos. Todomundo piensa, "Hastaquí llegué yo mi hermano". Ya no importan los sexos. Mujeres rezan Padrenuestro, hombres Avemaría. En medio de la rezadera del miedo el hombre evoca a Homero, pero no el Griego, el Simpson:
'Nunca te he rezao
Pero si tasallarriba
Superman
No deje quete avión
Caiga en el mar'.
Ahí mimitico habla el piloto: "Estamos empezando el descenso, enfrentamos turbulencias por un frente lluvioso, no nos vamos a morir nada, no quiero escuchar más rezos, buenos miedosos…"
APLAUSOS.
¿Por qué aplauden al aterrizar un vuelo tan horroroso?
Dos nativas vestidas de banderas abrazan al viajero para foto de bienvenida en el aeropuerto de Punta Cana. El hombre solo lleva un bultico de mano y casi corre para salir primero. Lo para en seco una mujerotagente conocida en el DNCD como La Talibana.
—¿Y de dónde tú viene? Jum… ¿Que de Bogotá? Jum… ¿Y qué hacía tú en Bogotá? Jum… ¿Que turimo? Jum… ¿Y por qué tan chin ropa? Jum… ¿Que cómo así que por qué tan chin ropa? Jum…
Aparece otro agente, mira de arribabajo al hombre en jean, chancletas y t-shirt que dice "Pollo" sin aclarar si horneao, frito, guisao. Secretea algo con La Talibana, le dice al hombre "Sígueme a la oficina ven".
En el cuartico, oficina, al hombre le quitan el pasaporte. En una pared un mural con fotos antes y después de traficantes frustados. Sobre un escritorio una maleta grande. Sobre una silla un italiano bigotudo. Agentes revisan la maleta.
—Parece que tiene doble fondo…
—Búcate un cuchillo…
El italiano bigotudo ni se inmuta cuando abren el doble fondo y su maleta revienta como una piñata apaleada por una diosa periquera, en lugar de muchos dulcitos salen 10 pelotas de cocaína.
—¡BINGO!
—El diablo etetá premiao.
—¿Cuánto te dieron por sacá eta droga? ¿10 mil euro? Ahora te tocan 10 saño…
—Son como 10 libra de perico.
—Llámate al mayor.
—Llama a La Talibana pa que haga el informe de una ve…
La sordidez de tan decisivo procedimiento en la vida de un ciudadano asombra al hombre. Tanta informalidad ante la tragedia humana. A su lado el italiano bigotudo, dos colchones sin sábanas, la droga, La Talibana haciendo el informe en voz alta:
"Siendo la 10 y 10 de la noche… del 10 de otubre… se ha detetado en una maleta del ciudadano italiano…"
—Oye, ¿por qué no salen de mí?, ya me revisaron y el bulto también y no encontraron nada.
—Ah pero e que tú no quiere hablá.
—Y qué será lo que tú quiere que te diga, que toy cansao, que toy volando dede la madrugá, que me siento un personaje de Kafka…
—¿Caca? ¿Y quién e Caca? ¿El jefe de la banda?… E que tan raro eso vuelo tuyo, sale por la capital y llega por Punta Cana, y de Colombia, tan raro, ¿dime tú si no tan raro?
—Que no habían má vuelo pacá, tú cree que yo quería cogé eta pela, pero era eto o quedame hata el marte…
—Bueno bueno, tú no ta viendo lo que ta pasando con ete italiano, ahora dice quesa maleta e de un amigo y no sabe cómo se llama el amigo, tú no te va por ahora papito…
Ya el ambiente es de hekatombe en el cuartico, oficina, del DNCD, es asombroso que no canten himnos a los dioses. Saben que saldrán en el Diario Libre, saben que los jefes estarán contentos, saben que van a colocar otra foto antes y después en el mural: el italiano sonriente abrazando a las nativas de la llegada, el italiano catatónico cargando la droga de la salida.
—¿Y qué vamo a hacé con ete? No tiene narriba ni en el bulto.
—De seguro la tienen la barriga, llamal cirujano…
Entra un bípedo con unos guantes amarillosos en las puntas de los dedos.
—A mí nadie me va a meté deo, vamo a que me tiren una radiografía…
—Po tiene queperá…
—Pero divino agente, ya vieron que no tengo na, salgan de mí…
—Bueno, te vamo a bucar una cerveza pa que te la beba culcul, ahora te digo algo, si te bebe esa pequeña y tiene droga adentro te jodite ahí mimito, lo jugo de la barriga se atiban, la droga eplota y te muere ahí mimitico…
—Toma, ve buca la pequeña juye… Que te fría plis.
Antes de salir de su odisea el hombre mira al italiano bigotudo. Siente pena por ese humano víctima de una pequeña equivocación sin importancia por parte de una diosa crackera: Él pidió 10 mil euros para gozarlos en una ciudad italiana, Fortuna le dio 10 años para sufrirlos en una cárcel dominicana. Era mejor llevar la cocaína en la barriga, y beberse culcul no una pequeña no, 10 jumbos.