Las matanzas masivas llaman la atención por su espectacularidad, pero son solo una horrorosa manifestación más de la frecuentemente desenfrenada agresividad del macho. En Estados Unidos, de 97 incidentes reportados entre 1992 y 2018, 94 tiroteos masivos fueron protagonizados por varones, dos por mujeres y solo uno por una pareja. Sin embargo, más de la mitad de las víctimas fueron hembras. En Canadá, donde estos incidentes son infrecuentes, no hay registro de una matanza masiva perpetrada por una mujer.

En Estados Unidos el 90% de los homicidas convictos son machos, en Canadá más del 85%. Esto es sin tomar en cuenta las muertes en “intercambios de disparos”, realizadas casi exclusivamente por hombres. También las víctimas son mayoritariamente varones. No tenemos a mano las estadísticas dominicanas, pero intuimos que en nuestro país no es menor la incidencia del machismo en la violencia criminal que en Norteamérica.

Si no reconocemos y estudiamos la propensión del género masculino de Homo sapiens (así como de la mayoría de los primates) a la agresión violenta, poco podremos hacer para detener este comportamiento que tanto dolor y sufrimiento provoca. Ser “macho” es ser agresivo, obtener el “objeto” del deseo a cualquier costo, sin importar las consecuencias ni los sentimientos de los demás. El alcohol y las drogas, y hasta la música y las imágenes, son frecuentes estímulos que alimentan el morbo del machismo. El homicidio en cualquiera de sus variantes es una forma extrema de ese egoísmo agresivo que se manifiesta a diario en el machismo, el acoso sexual, la agresión física y verbal, la violación, el abuso de menores, el combate armado, y otros comportamientos violentos históricamente tolerados y, en algunos casos, hasta fomentados (consciente o inconscientemente) por prácticamente todas las culturas. No podemos negar que su origen es de orden biológico- evolucionario y que ha jugado un papel crucial en la supervivencia en la selva. Mas hoy la agresividad violenta del macho alfa es un pesado lastre a la continuada evolución de la especie en la era del conocimiento.

Sin embargo, “la danza evolutiva de la violencia no es inexorable.” No todos los primates exhibimos iguales niveles de agresividad violenta. Tenemos mucho que aprender de una especie que comparte en 98.7% nuestro perfil genético, estando más cerca de los humanos que de los gorilas. Se separó evolutivamente de nuestra especie hace unos seis millones de años, y de los violentos chimpancés comunes (Pan troglodytes) hace aproximadamente un millón de años. El bonobo- Pan paniscus – fue uno de los últimos grandes simios en ser identificados por la ciencia. En 1929 un cráneo que por su tamaño se pensaba era de un joven chimpancé común fue clasificado como una nueva especie, y entonces se inicia el estudio científico de sus curiosos hábitos, tanto en su hábitat como en cautiverio.

Sorprende que los bonobos- a diferencia de los chimpancés comunes y los humanos- tengan una cultura igualitaria y matriarcal, a pesar de que la hembra suele ser de menor tamaño y peso que el macho. Es la hembra la que tiene la sarten por el mango entre los bonobos. Los científicos destacan que “tanto el chimpancé común como el bonobo evolucionaron del mismo ancestro que dio lugar a los humanos, y sin embargo el bonobo es de las especies más pacíficas y no agresivas de mamíferos que hoy día viven en la tierra. Han desarrollado vías para reducir la violencia que permean toda su sociedad. Nos muestran que la danza evolutiva de la violencia no es inexorable.”  Los bonobos no son violentos como los chimpancés comunes y los humanos porque los machos no dominan e imponen el poder de su tamaño y su fuerza para satisfacer sus deseos sin consideración por los sentimientos y derechos de los demás. No es que no tienen conflictos entre ellos, es que no recurren a la violencia para resolver las naturales tensiones interpersonales de la convivencia, porque han encontrado otras formas de socializar. Tenemos mucho que aprender de los primos bonobos sobre la importancia de empoderar en lugar de maltratar y esclavizar a las mujeres.

El archimachista Trump propone reactivamente armar a los maestros machos para controlar la epidemia de letales tiroteos escolares en EEUU, pues cree que con violencia se contrarresta la violencia. Nosotros proponemos preventivamente emular a los bonobos, transformando la heredada cultura territorial y machista que exacerba nuestra natural propensión biológica a la agresión-porque el macho se considera amo de la mujer y de su territorio por su supuesta superioridad, y utiliza la violencia tanto contra la mujer como contra sus rivales- en una cultura matriarcal e igualitaria. Ahora que las educadoras dominan numéricamente en la formación de la niñez y la juventud, tanto en la escuela como en el hogar, la consigna de las herederas de Lisistrata es:

“¡Mujeres del mundo, uníos contra el machismo! No tenéis nada que perder excepto las cadenas que atan la humanidad a su pasado tenebroso.”

Lecturas:

http://www.chimpworlds.com/es/bonobo-2/

http://www.abc.es/20120613/ciencia/abci-bonobo-mono-erotico-parecido-201206131114.html

http://www.bonobo.org/bonobos/what-is-a-bonobo/

https://www.primates.com/bonobos/bonobosexsoc.html

http://www.washingtonpost.com/wp-srv/style/longterm/books/chap1/demonicmales.htm

http://thefederalist.com/2018/01/24/politico-blames-mens-masculinity-mass-shootings-heres-thats-ridiculous/

https://www.theatlantic.com/health/archive/2017/10/why-better-mental-health-care-wont-stop-mass-shootings/541965/

https://elpais.com/internacional/2017/10/02/actualidad/1506937358_087607.html  Las peores matanzas en Estados Unidos

http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-43161114   ¿Es armar a los maestros la solución a las matanzas en las escuelas de Estados Unidos como dice Donald Trump?