En vista de la importancia de fortalecer el sistema de salud y, particularmente, lograr el funcionamiento del primer nivel de atención como paso importante para implementar la atención primaria en salud, he decidido difundir en este espacio los resultados de la investigación realizada conjuntamente con Marc Gibert sobre lecciones aprendidas para implementar la APS en Latinoamérica. Dicho estudio fue realizado para el Observatorio de Seguridad Social (OSES), una iniciativa del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) y la Fundación Plenitud y la versión completa está disponible en Amazon.
A nivel internacional, se ha establecido que un sistema de salud basado en la estrategia de APS promueve una mayor utilización de servicios preventivos y promocionales por parte de la población, por ejemplo, las pruebas diagnósticas de cáncer de cuello uterino y seno, el uso de anticonceptivos o la realización de un mayor número de controles prenatales (Almeida et al, 2018). Y no sólo se ha demostrado que la APS tiene un impacto positivo en indicadores que miden el estado de salud o la utilización de servicios, sino que también lo tiene en indicadores usados para el seguimiento de la eficiencia. Las pruebas demuestran que cuando las personas tienen acceso a un cuidado longitudinal y coordinado –es decir, cuando reconocen el primer nivel de atención como su proveedor usual de servicios de salud– requieren menos consultas con especialistas, menos hospitalizaciones y se reduce el número de visitas innecesarias a los servicios de emergencias para atención de rutina, aliviando la carga de trabajo en estos niveles de atención (White et al. 2016).
Sin embargo, a pesar de la evidencia empírica que apunta hacia la configuración de modelos de atención basados en esta estrategia como la mejor herramienta para resolver las demandas de salud de la población, y hacerlo además optimizando los recursos disponibles, su grado efectivo de implementación no ha sido homogéneo hasta la fecha. Buena prueba de ello es el caso dominicano que, a pesar de los esfuerzos en materia de reforma del sistema de salud desde el año 2001, todavía no ha logrado implementarla con éxito.
Cuando escribíamos el estudio a que hacemos referencia, uno de los principales retos era completar el proceso de afiliación de una cuarta parte de la población. En los últimos meses del pasado año, prácticamente se ha cumplido esa meta, alcanzando al 96% de la población dominicana. Este hecho sienta las bases para lograr la salud universal. Ahora necesitamos que ese derecho sea realmente garantizado, entregando los servicios en cantidad y calidad requeridos, tanto en el régimen subsidiado como contributivo.
Con el objeto de abordar estos retos, el Consejo Nacional de la Seguridad Social (CNSS) solicitó, mediante la Resolución 431-02 de 2017, a la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales (SISALRIL) una propuesta técnica para la inclusión de coberturas de Atención Primaria en el catálogo del Seguro Familiar de Salud, que fue presentada a fines de octubre del año 2018. Sin embargo, nunca se ha tomado la decisión de discutirlo a fondo y, menos aún, de aprobar su implementación.
El fin último del estudio que comentamos es aportar a la comprensión de los vínculos entre la implementación de la Atención Primaria en Salud y el logro de mejores resultados de salud y protección financiera en la región de Latinoamérica y el Caribe. Específicamente, quisimos analizar el desempeño de los sistemas de salud en nuestra región para seleccionar países exitosos, para obtener experiencias que sirvieran a la República Dominicana y contribuyeran a la viabilidad de la implementación del primer nivel de atención como puerta de entrada al sistema de salud, dentro de una estrategia de atención primaria.
La Organización Mundial de la Salud propuso, en su Informe Mundial de Salud del año 2000, un marco para la evaluación del desempeño de los sistemas de salud, el cual ha ido modificando en años posteriores. De acuerdo con el mismo, los resultados finales de un sistema de salud pueden medirse de acuerdo con su capacidad de mejorar la salud de la población y brindarle protección financiera contra los riesgos de la enfermedad.
La mejoría en los resultados de salud se mide generalmente en base a la reducción de la mortalidad y morbilidad por determinadas causas y edades, lo cual, a su vez, influye en la extensión de la esperanza de vida de una población.
La protección financiera reconoce que recuperar la salud cuando ésta se ha perdido tiene un costo importante, el cual puede ser muy oneroso para las familias, representando a veces proporciones importantes de su presupuesto. Un sistema de salud debe diseñar mecanismos de financiamiento solidarios que permitan redistribuir el costo de la enfermedad entre los que necesitan servicios y los que no los utilizan.
De esta forma, construimos un índice de desempeño, utilizando indicadores de resultados de salud (mortalidad infantil, neonatal, materna, por enfermedades transmisibles y no transmisibles) e indicadores de protección financiera (gasto del gobierno en salud como proporción del gasto del gobierno central, gasto en esquemas de financiamiento obligatorio y gasto de bolsillo como proporción del gasto corriente en salud).
En virtud de lo anterior, se construyeron tablas estadísticas con valores para el año 2017 y se elaboraron índices de resultados de salud y de protección financiera, para finalmente llegar a un ranking sobre el desempeño de los sistemas de salud de los 22 países de América Latina para los cuales estaban disponibles todos los datos. El resultado fue el siguiente:
Puede notarse el pobre resultado de nuestro país, a pesar de ser el octavo en la región si lo medimos por el ingreso per cápita y a pesar de haber sido el primero en términos de crecimiento durante varias décadas.
El propósito de la construcción de este ranking era seleccionar los países con mejor desempeño, para elaborar luego estudios de caso que pudieran ser útiles a la República Dominicana, en su proceso de implementación de la atención primaria en salud, incluyendo la forma de organizar, financiar y fortalecer el primer nivel de atención con la finalidad de que pueda ser puerta de entrada del sistema de salud. Como se observa en la gráfica, los países con mejor desempeño son: Costa Rica, Cuba, Uruguay, Chile, El Salvador, Argentina y Colombia.
De este modo, en una primera fase, realizamos estudios de caso de: Costa Rica, Uruguay, El Salvador y Colombia. En próximos artículos ofreceremos un resumen de las lecciones aprendidas de cada país sobre sus sistemas de salud y sobre la forma en que implementaron el primer nivel de atención como puerta de entrada.
Es importante señalar que los países estudiados se organizan y financian sus sistemas de salud de manera diferente, tienen historias y contextos distintos, por lo que no se pretende sugerir que se copien experiencias, sino más bien, que sirvan de inspiración para avanzar la reflexión y la discusión en nuestro país según nuestras propias condiciones, limitaciones, obstáculos y preferencias. En los próximos artículos presentaremos las lecciones para cada uno de los países estudiados.