Sólo con la acción decidida de 50 mil promotores voluntarios, distribuidos y supervisados en toda la isla, puede lograrse que la Atención Primaria sea la estrategia sustantiva de Salud Pública y una herramienta eficiente de equidad social. No hay que esperar que se apruebe la Disposición del Consejo de Seguridad Social, esta es una intervención que le puede permitir a la nueva gestión del Presidente Medina “Continuar lo que está Bien”, “Corregir lo que está Mal” y “Hacer lo que nunca de Hizo”.
La estrategia de Atención Primaria es un Convenio Internacional firmado el 12 de septiembre de 1978 por 134 naciones, 64 organismos internacionales y cientos de ONGs del mundo. Ha sido incumplido por nuestra nación, violación que también transgrede la Constitución de la República, en su capítulo IV, Sección No. I, Artículo No. 26, numerales del 1 al 6.
A 34 años de aprobarse la Atención Primaria en la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en Naciones Unidas, ocho (8) gobiernos dominicanos, 15 ministros y más de 1,000 millones de dólares de cooperación internacional, no han podido organizar armónicamente este sistema, y menos aún, masificar esta metodología haciéndola parte de la cultura de salud de los profesionales, técnicos y de todos los dominicanos y dominicanas.
He laborado para los despachos o próximo de cinco (5) ministras o ministros de salud, dos en Nicaragua y tres en Dominicana. Lea Guido, Dora María Téllez, Altagracia Guzmán Marcelino, Juan Octavio Ceballos y Sabino Báez García. Es experiencia vivida que la Atención Primaria se coloca en la agenda diaria de los ministros, sólo en el contexto de epidemias, los desastres naturales y los fenómenos colectivos que afectan comunidades pobres. No es una labor cotidiana de los altos funcionarios de salud, gestión que muchas veces se ve obstaculizada por toda suerte de trámites de lo que puede llamarse el núcleo más poderoso, influyente y distorsionante del sector salud: el Complejo Hospitalario y Farmacológico Mundial, y sus representantes locales.
Comprar miles de equipos médicos de alta tecnología, adquirir toneladas de medicamentos complejos, construir hospitales o centros de salud, son las tareas habituales que este Complejo Hospitalario y Farmacológico Mundial impone en las agendas cotidianas de los Ministerios.
Las debilidades y amenazas están claras. Somos 9.5 millones de dominicanas y dominicanos censados y organizados en alrededor 2.7 millones de familias, las que divididas entre 500, debieran ser atendidas por 5,400 Unidades de Atención Primaria (UNAP), de las cuales no llegamos ni a la mitad, y peor aún no se ha desarrollado integralmente “lo Primario de la Atención Primaria”: 50 mil promotores voluntarios y 5,000 coordinadores de salud dependientes del Ministerio.
50 mil promotores voluntarios para colocarlos en las provincias, en todos los municipios y en los barrios y las secciones. Para que cubran todos los sectores sociales de la nación. Se distribuyan entre ricos y pobres, entre empleados y empleadores. La labor del promotor de salud debe sentirse en cada hogar dominicano. Esto no es difícil, pero si trabajoso. Hay que formarlos y están creadas las condiciones para eso. El Ministerio de Salud Pública tiene las cartillas de entrenamiento, y los procedimientos para su gestión y organización expresada en cartografías.
Pero le falta “Hacer lo que nunca se Hizo”, reclutarlos como voluntarios. Involucrarlos en el sector salud, capacitarlos y darles los equipos básicos necesarios para trabajar. Enfatizamos que muchos sólo conocen de atención primaria en reportajes, y tienen la sensación de que ésta es sinónimo de primeros auxilios. Desde 1978 hasta hoy no ha sido así. La atención primaria tampoco es igual a servicios mediocres y baratos para pobres. Son servicios preventivos, de conocimiento precoz y manejo oportuno de las enfermedades o de procesos como la violencia.
Debe asegurarse que estos 50 mil promotores adquieran nuevas capacidades para los nuevos procesos y enfermedades del siglo XXI. Para vigilar y controlar las enfermedades infecciosas pero también para prevenir las enfermedades no trasmisibles, la violencia de género e intrafamiliar. Para formar clubes comunitarios de personas hipertensas y foros de diabéticos para los más de 2 millones de personas que padecen o pueden sufrir estas enfermedades, y para involucrar toda la nación en un programa de “Salud Primero” que resuelva mas del 80% de los problemas de salud.