Mediante el decreto presidencial No. 1656, del 29 de octubre del 1971, en República Dominicana se declaró el mes de noviembre como el Mes de la Familia.
Sería de gran beneficio para nuestra sociedad que todas las entidades, organizaciones, centros de formación y, especialmente, los medios de comunicación aprovecharan la ocasión para resaltar, difundir y dar a conocer los valores que tienen incidencia en el fortalecimiento y buen funcionamiento de los hogares.
Es preocupante lo que hoy ocurre en el seno de muchas familias.
Según reportes periodísticos, en los últimos once años en nuestro país han sido asesinadas más de dos mil mujeres, unos 700 victimarios se han suicidado y se tiene una secuela de casi ocho mil niños dejados huérfanos.
La tendencia no es de cambio, pues en el año 2011 se registró que en 64 de cada 100 hogares dominicanos se escenificaron casos de violencia que iban desde insultos, amenazas, violaciones hasta la muerte.
El sexo a destiempo es un mal que va cada día en aumento.
Se está tornando en un verdadero dolor de cabeza para la sociedad el número de niñas que salen embarazadas sin ningún tipo de preparación para enfrentar la responsabilidad de manutención de una nueva criatura.
Son muchos los jóvenes que exhiben un nivel de conducta sumamente distorsionado y ajeno a los grandes valores éticos, morales y espirituales.
En el país debemos todos trabajar y emplearnos a fondo para cambiar esta tendencia preocupante y peligrosa.
Los padres deben entender que la cuestión vital no es sólo proveer lo material para la familia, sino que hay un gran compromiso con la formación sana y provechosa del carácter y del aspecto psico-emocional.
Entendamos que la sociedad será siempre el resultado de lo que es el hogar.