Cuando conoces la verdad,

el engaño, no tiene cabida en ti.

Atemorizados, escondiéndonos cual si fuésemos bichos raros; viviendo de manera escurridiza y desconfiando hasta de nuestra propia sombra, así, en medio de todas estas incertidumbres y sintiéndonos indefensos, de esa manera estamos sobreviviendo. Ya es común el clamar de “un coronel que se quiera casar con la gloria”, yo diría más bien; un pendejo que se case con la puta en la que la sucia política ha convertido a la pobre Patria, porque hasta a quien manipularon con estas mismas palabras, una vez llegado el momento, lo utilizaron y luego lo abandonaron pero, esto no se dice, no se comenta y mucho menos aparece en nuestra historia, porque esta acción es el mejor ejemplo del comportamiento de nuestros políticos y la utilización de la gente.

Otros tantos, quizás algo más leídos o sentimentales, conocedores de otros tiempos, claman por la aparición de otro Julio César, que se lave los pies, no en el Rubicón, sino, en el rio Ozama, como un símil de lo que hizo el gran conquistador y se lave todo tipo de tentación y complejos para dejar de ser político populista y abrace por fin lo que la gran mayoría ansia y clama, un estadista que arrastre todas las basuras que nos han lanzado encima una generación de nuevos políticos hasta este momento. Sí, un estadista que detenga un poder hegemónico que ha convertido este país en un imperio Feudal, donde solo sus hijos, familiares y cómplices verdugos pueden estudiar en las mejores Universidades extranjeras a costa de los dineros del pueblo y lo peor, que estos no son culpables, ya que su capacidad es incuestionable pero si el cómo han llegado y han convertido en una herencia familiar los mejores puestos de la administración pública y reitero, que lo doloroso es que poseen por si mismos las cualidades profesionales para ocuparlas.

Lo cierto es que quizás, en el momento que esto escribo, podría estar influenciado por la triste realidad paupérrima en la cual estamos, a pesar de todas las bocinas que nos decían que estábamos en el Paraíso, claro, nunca han dicho si es en el Paraíso del Infierno, aunque los hechos nos dicen esto último, donde siquiera han respetado el dolor que embarga a este pueblo para dejar de ser indelicados, corruptos, perversos e indolentes, haciendo negocios sucios a plena vista que al parecer lo llevan a cabo de manera impune, porque en “emergencia” la justicia no puede arrancar. Joder, aun con todo esto, no puedo dejar de pensar que el tiempo fatal, podría estar más cerca de lo que muchos consideramos y quien quita, que ante el peligro inminente –sin ser pesimista, solo realista- de continuar siendo manejados por una inmensa mayoría de políticos aliados a otros tantos carentes de cultura que piensan más con el estómago que con el cerebro, aún y estos sean letrados pero, condicionados por la miseria, uno o algunos, replicando al gran conquistador, decir en ese momento que podría llegar; “Alea Jacta est” –la suerte está echada-.

Pero nos han inducido a creer que todos los problemas los resuelven las elecciones, sean estas cuales sean, ¡y las hacemos!, pero continuamos en lo mismo, porque todo se reduce a una batalla de intereses particulares y solo se asoma lo ideológico como anzuelo para pescar los pendejos con el voto.

Viendo y padeciendo nuestros actuales pesares, cabría preguntar; con el dinero que absurdamente se ha gastado hasta ahora en elecciones parasitarias, solo para complacer el ego de unos cuantos, cabe preguntar: ¿Cuántos hospitales; viviendas y acueductos se habrían construidos con el dinero despilfarrado?

Fueron menos de 20 mil los que buscaron sus intereses y todavía falta otra, y sin embargo, les dimos a ellos 14,381.670.018.00 (no me atrevo siquiera leer esta cifra, si es que puedo). ¡Carajo!, que cada quien costee sus ambiciones políticas y San se acabó. ¡Sí señor!