Donald Rumsfeld, el Secretario del Pentágono durante la presidencia de George W. Bush, había sido antes presidente de la Gilead y el zar de la guerra biológica”.

La pandemia de la gripe tiene unos antecedentes alarmantes. Es la crónica de una tragedia anunciada. Por ejemplo, la multinacional farmacéutica Roche compró el 92% de la producción de anís estrellado del mundo. Poco después apareció en el mercado el Tamiflú, un antivirus. Su nombre genérico es el de oseltamvir o zanamivir.

¿A quién le compró la Roche la patente? A la también multinacional Gilead Sciences Inc.  ¿Y quién era el presidente de la Gilead Sciences Inc.? Donald Rumsfeld, quien luego pasó a ser el Secretario del Pentágono, experto en la guerra biológica, incluyendo al ántrax utilizado en Irak.

Ahora atemos los cabos: el Tamiflú se extracta del anís estrellado. Donald Rumsfeld terminó siendo el Secretario de Defensa durante la presidencia de George W. Bush, después de haber sido el zar de la guerra biológica. ¿Recordamos la Gripe Aviar en el 2005? La Roche vendió más de US $1,000 millones de Tamiflú. Luego “apareció” la Gripe Porcina (H1N1) y el mundo se preparó para otra pandemia, creando el terror internacional. ¿O crees que el único terrorismo que existe es el de Al Qaeda?

El Tamiflú apareció en el mercado mucho antes de que apareciera el virus, tanto de la gripe aviar como de la gripe porcina. La primera, causó terror pero solamente mató a 250 personas en diez años. Sin embargo, la gripe común mata más de 500.000 personas anualmente y el fumar cigarrillos mata a más de cinco millones de personas por año, pero nadie dice nada. ¿Has visto cómo las cadenas farmacéuticas anuncian el negocio de las vacunas contra la gripe cada año? Y la Roche y la Relenza, las dos grandes farmacéuticas que venden el Tamiflú, han practicamente agotado sus arsenales.

Cada vez que la Organización Mundial de la Salud (“WHO”, por sus siglas en inglés) declara una pandemia, el mundo se prepara para otra avalancha de vacunas y de antivirus. Y parecemos monos con caretas cruzando los aeropuertos. Primero fue la sicosis de la pandemia contra los pollos; después la sicosis contra los cerdos, como antes lo había sido contra los cerdos y los patos (la pandemia del SARS).

En estos días se está hablando de la fiebre viral Chikungunya, que dizque proviene de Tanzania y de Mozambique. En la lengua Bantú “chikungunya” significa “la enfermedad del jorobado” y hay que combatirla con el analgésico conocido como Acetaminofen (Parecetamol). ¿Quiénes son los fabricantes principales de este analgésico? Y eso, que aquí no mencionamos las vacunas que se están preparando para “inmunizar” a toda la población del planeta de otras múltiples “dolencias”.

¿No será que existe un plan maestro para decimar poco a poco a la poblacion mundial? Aquí en Washington existe una organización llamada “Zero Population Growth” (Cero Crecimiento de la Población) que hace campaña para la planificación familiar a nivel mundial.

De acuerdo con el Dr. Leonard Horrowitz, autor del libro “Los Virus Mortales”, estas epidemias son creadas y manipulas y, junto a sus respectivas vacunas, representan una de las mejores maneras de reducir a la población mundial (siete billones de seres humanos). Además de las increíbles ganancias que representan para los laboratorios que las fabrican. Una cajita de Tamiflú cuesta más de US50.00. ¿Por qué no se patenta la versión genérica del antivirus para que sea más factible su uso en la población mundial? Mientras tanto, sigamos defendiéndonos de los mosquitos y de las aguas estancadas. ¿Son ellos realmente los vectores originales, causantes de la epidemia de la Chikungunya?

Atemos todos estos cabos. Hay que mantener al mundo espantado y en un continuo jaque mate, para que no nos aburramos de nuestra propia “irrealidad”: el terrorismo generalizado.