El pasado primero de mayo, un miércoles de ocio, bostezos y marchas, la noticia me sorprendió: « Casillas sufre infarto. Se recupera en el hospital…».

Todavía me acuerdo de aquel partido contra Paraguay en Sudáfrica. España nunca había superado los cuartos de final y no podía fiarse de los paraguayos, que son más duros que un banquero del FMI. En el segundo tiempo el árbitro marca penalti en contra, pero Iker detuvo el tímido disparo de Oscar Cardozo. Aunque luego erraron otro penal y anotaron casi al último minuto, si Cardozo hubiera convertido, hubiera sido muy difícil ganar, pues los once guaraníes se hubieran amontonado debajo del arco para mantener la ventaja. La historia la sabemos, España sería campeona del Mundo, pero volvamos al célebre arquero.

Si bien vistió de blanco desde los 18 años, cuando debutó como guardavallas del Real Madrid, no es lo mismo ese color en la bata de un hospital. Convaleciente por culpa de ese infarto traicionero, la imagen nos recuerda que los héroes también flaquean.

Sus antiguos compañeros merengues sacaron camisetas de apoyo el domingo antes del jugar y hubo miles de mensajes de aliento en las redes sociales. El más original fue el de Germán ‘el Mono’ Burgos. El auxiliar de Simeone en el Atlético Madrid y que defendió también la meta de dicho equipo, propone que el 20 de mayo se celebre el día del portero, pues coincide con el cumpleaños de Iker Casillas.

Ahora bien, ¿alguien aludió a la fea manera en que fue echado del Real Madrid en 2015? Los más de setecientos juegos bajo los tres palos (16 temporadas); los títulos conseguidos como ligas, champions, copas del rey, no bastaron para darle una despedida digna. Traeremos a De Gea de Inglaterra, alegaron, ya se le ve viejo, y ha hecho varias pifias; insistían. No era la primera vez, igual sucedió con Raúl o más recientemente con Cristiano Ronaldo. Directivos desmemoriados, sólo respetan (adoran) al dinero.

Como cualquiera lo sabe, el portero es el único que puede meter las manos. Esa condición lo vuelve un solitario; según Eduardo Galeano está condenado a ver el partido de lejos. Más lejos todavía tendrá que estar ahora Iker para restablecerse, pero ¿puede alguien como él alejarse de las canchas?, ¿las dudas estarán perturbando su soledad?, ¿me quedo, me voy, juego de a ratos o de plano me dedico a abrazar más seguido a Sarita y a pasear con los chamacos?, se preguntará.

Cardiólogos, médicos del deporte y demás especialistas hablan de que se necesitan seis meses de espera para evaluar el estado del corazón. Retirarse a los 38 años no está mal, señalan los enterados pues, Iker lo ha ganado todo: que si el Mundial en 2010; que si las Eurocopas (2); que si la Champions (3) y varias ligas en España y Portugal.

El solitario del área también suele ser el más longevo y llega al « cuarto piso» como si anduviera en sus treinta: Dino Zoff, que ganó un campeonato mundial con 40 años; el colombiano Higuita, que gustaba de salir jugando la pelota, incluso cobraba penales y tiros libres; el ruso Lev Yashin, simplemente el mejor según la FIFA o Gianluigi Buffon, que aún defiende los colores del PSG.

En fin, espero que no se le ocurra escuchar esa ranchera de Cuco Sánchez que se titula Fallaste corazón, pues el de Iker acaba de atajar un infartazo…