Nos sentimos animados a compartir algunos datos que sobre la seguridad y la salud en la industria avícola estuvimos revisando en una publicación de la Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo, que edita la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Previamente, es bueno destacar la importancia de la industria avícola en nuestro país donde se producen más de 15 millones de pollos al año y más de 5 millones de unidades de huevos diarios que representan por encima de los 700 millones de dólares al año.

La industria avícola genera más de 15,000 empleos directos, hombres y mujeres que con su laboriosidad ponen en la mesa de los dominicanos una proteína de calidad y relativamente asequible para todos.

El perfil del trabajador promedio de la industria avícola es definido como "poco calificado y escasa formación", lo que al mismo tiempo lo coloca en desventaja remunerativa en relación con los de otros sectores productivos. Además, ese mismo perfil constituye un factor de riesgo para todo lo relacionado a la seguridad y la salud en el ambiente laboral.

En todo el proceso de producción de los pollos se presentan diferentes factores de riesgos laborales y en sentido general es necesario la observación de estrictas medidas sanitarias, tales como lavado adecuado de los suelos, equipos, eliminar los desechos y las partes sobrantes.

La contaminación sónica, de no implementarse los controles de riesgos adecuados, podría provocar algún nivel de hipoacusia en los trabajadores expuestos por lo que se requiere de programas de conservación auditivas que incluya audiometrias de ingreso y periódicas.

En la etapa de recibo y colgado de los pollos vivos para la elaboración los trabajadores pueden presentar trastornos osteomioarticulares, traumas y heridas, respiratorios, estrés y fatiga. Estos efectos sobre la salud de los trabajadores puede controlarse con el uso de equipo de protección personal (EPP), entrenamiento descanso adecuado y alternar en distintas posiciones.

En las áreas donde se utiliza agua caliente o vapor (para el retiro de las plumas, por ejemplo), el riesgo de sufrir quemaduras está presente por lo que el aislamiento de equipos y el uso de EPP es imprescindible.

La etapa de la extracción de las vísceras y las diferentes partes del pollo es automatizada pero desajustes propios de la operación podrían hacer que algún personal designado tenga que realizar movimientos repetitivos y colocarse en posiciones incómodas con las consecuentes lesiones  ergonómicas.

En la manipulación manual de la parte interna de los pollos los operarios podrían sufrir pequeñas cortaduras en los dedos que luego podrían infectarse si no se usan guantes adecuados o no se tratan adecuadamente.

Cuando los pollos pasan por el proceso de refrigeración los clasificadores manipulan las aves por lo que pudieran sufrir entumecimiento y dolor en las manos, lo que se evita con el uso de guantes.

Muchas de la operaciones en el procesado de pollos requieren que los trabajadores laboren de pie por muchas horas y en pisos húmedos que expone a los trabajadores a resbalones y caídas por lo que se requiere del uso de botas adecuadas, eficiente drenaje y pisos antideslizantes.

Cuando en las áreas exista niveles de ruidos aceptables y no sea posibles tomar medidas sobre la fuente deberá proporcionarse a los trabajadores expuestos tapones auditivos.

Afortunadamente, la alta tecnología a llegado a la industria avícola y esperamos que su implementación progresiva en la industria avícola nacional sirva para llevar más seguridad y salud a tan importante actividad productiva.

Recordemos la necesidad de practicar a los trabajadores las evaluaciones médicas preempleo y periódica a los fines de colocar el hombre adecuado en el trabajo adecuado.