El pasado fin de semana el máximo líder del Fondo Monetario Internacional, el economista y político francés Dominique Strauss-Kahn, fue detenido en la ciudad de Nueva York por presunta violación a una doméstica del hotel Sofitel donde se hospedaba en la ciudad de Manhattan. Dentro de los cargos que pesan sobre sus hombros están: dos cargos de acto sexual criminal en primer grado, intento de violación en primer grado, abuso sexual en primer grado, encarcelamiento ilegal en segundo grado, abuso sexual en tercer grado y tocamientos forzados. Pasó de estar en una suite de US$3,000 dólares la noche, a una celda de 3×4 metros; aislado y vigilado 24/7, como cualquier otro criminal.
Este no es el primer bemol dentro de la vida profesional de este destacado economista; en 1999 tuvo que renunciar como Ministro de Finanzas por alegada corrupción y en 2008 tuvo su primer encontronazo amoroso, por haber mantenido una relación con una economista senior del FMI, que posteriormente renunció a la institución.
Pero no todo es negativo en la hoja de vida de este personaje. Francia le agradece ser el arquitecto de la recuperación a finales de 1990, habiendo recortado el déficit para que esa nación pudiera entrar al grupo Euro; igualmente llevó a privatizar algunas de las grandes empresas estatales, como son Air France y France Telecom.
Dentro del FMI, Strauss-Kahn ha sido el artífice de la revitalización, durante su gestión iniciada en 2007 la institución ha pasado de jugar un rol secundario, gracias a las malas recetas económicas que por años dio a países de Latinoamérica y Asiáticos durante sus respectivas crisis, al recomendar el llamado Consenso de Washington que terminó en un olímpico fracaso; a un rol protagónico, fruto de su papel durante la reciente crisis económica, siendo promotor de la gestión integral de estímulos fiscales en todo el mundo, consiguiendo que todos los países, especialmente las economías emergentes, ayudasen a apagar el fuego financiero resultado de los desaciertos bancarios que desencadenaron en la crisis crediticia.
Tan bien vista había sido su gestión dentro del Fondo Monetario Internacional, primordialmente por el manejo de la crisis financiera global, que incluso su nombre se estaba barajando como posible candidato del partido socialista para las elecciones gubernamentales francesas del año próximo. Las recientes encuestas galas lo daban como favorito para enfrentarse contra el actual presidente Nicolás Sarkozy, con una alta posibilidad de ganar.
Este lío no solo afecta la imagen del Fondo Monetario Internacional (¿Cómo es posible que un sujeto con un pasado tan oscuro llegue a dirigir una de las principales instituciones monetarias mundiales?), sino que dificulta el proceso de recuperación económica de la zona euro, ya que el pasado domingo habría de llevarse a cabo una reunión con la canciller alemana Angela Merkel y una reunión con los ministros de finanzas de la Unión Europea el pasado lunes y martes.
Dominique Strauss-Kahn ha llevado una vida política y personal con muchos altibajos. El bochornoso acto de una presunta violación a una doméstica de un hotel (sea cierto o no), no solo resalta su fama de mujeriego y obseso sexual, sino que lastra toda posibilidad de alcanzar el máximo puesto del tren gubernamental galo, al mismo tiempo que provocó una renuncia precipitada de uno de los organismos multilaterales más influyentes: el FMI. Este hecho nos deja la enseñanza que nadie está fuera del alcance de la ley, de que los políticos deben de cuidarse en su accionar, pudiendo pasar de la gloria a la cárcel en solo cuestión de horas, sino pregúntenle a Strauss-Kahn, quien ya a esta hora es un muerto político.