Con el tiempo, solo se pone en evidencia el daño que MVM hace al PRD, el TSE a la Justicia y la intervención del PLD a la democracia dominicana.

El 28 de abril de 1965, las fuerzas constitucionalistas estaban a punto de  restablecer el gobierno de Juan Bosch.Ya tenían en su poder el Campamento 16 de agosto donde había sidoapresado al Jefe de Estado Mayor del EjércitoNacional desde el día 24 al inicio de la contienda; esa mañana habían capturado la Fortaleza Ozama, asiento de los temidos Cascos Blancos; habían derrotado en el Puente Duarte (el día 27) a las tropas de Wessin, las cuales se hallaban atemorizadas y en desbandada en San Isidro; recibían constantemente el apoyo de importantes dotaciones y jefes militares y  contaban con la solidaridadde la mayor parte de la población. Ante esta situación apremiante, Pedro Bartolomé Benoit, pidió la entrada de las tropas norteamericanas quienes ingresaron al país a “proteger vidas de ciudadanos norteamericanos”, pero en realidad apoyaron a las fuerzas de San Isidro y cambiaron el curso de la confrontación.

El resultado  de esta intervención fue la imposición de Balaguer en 1966 y con este hecho, el reposicionamiento de los militares que enfrentaron a los constitucionalistas, algunos de los cuales llegarían a ocupar nuevamente posiciones cimeras en los mandos militares. Con el tiempo, “Ganaron” los de San Isidro. Sin embargo, el tiempo, sólo puso más en evidencia el daño que esta gente hizo a la democracia dominicana. Ya habían provocado un golpe de Estado, una ocupación extranjera y una guerra patria y finalmente, sirvieron de apoyo a Balaguer para su tenebrosa etapa de los 12 años.

Pocos años después de finalizado el enfrentamiento, los principales jefes militares del bando reaccionario, se habían beneficiado  como si hubieran resultado victoriosos en la contienda del 1965, pero “ganaron” ese enfrentamiento con ayuda de 42,000 marines norteamericanos, quienes, entre otras acciones de intromisión, impusieron un cordónmilitar que impidió el avance a los constitucionalistas hacia la parte oriental para aniquilar las fuerzas de San Isidro; asesinaron a Fernández Domínguez cuando estaba a punto de tomar el Palacio Nacional y protegieron a las tropas de San Isidro en su “Operación Limpieza” para desalojar a los constitucionalistas de la parte Norte de la capital.¡Así cualquiera gana!En una situación tan favorable, era sencillo vaticinar esos resultados.

Con lo acontecido con la intervención de las tropas norteamericanas a favor de uno de los bandos enfrentados en abril de 1965, se puede hacer un símil con lo que acontece ahora entre las partes enfrentadas en la crisis que afecta al PRD.Interviene un poder arbitrario que inclina la balanza a favor de uno de los adversarios.Por esta ventaja, hay quienes consideran a Miguel Vargas “ganador” en la confrontación interna y como un acierto la predicción de que se mantendría “controlando” el PRD después de un tiempo de iniciada la crisis.

Con tribunales electorales parcializados y negando cada recurso a la otra parte; con el apoyo del oficialismoresguardando sus actividades con la fuerza pública, devolución de la Casa Nacional, etc.; con  decenas de comunicadores (los mismos que hacen el gran trabajo mediático al PLD) justificando sus acciones y otras ventajas en su favor, cualquier persona que tuviera conocimiento de una actitud permanente que respondía a un plan predeterminado, pudo  anticipar “el control” que tiene Miguel Vargas de las siglas del PRD.No solo se le da la “ayudita” con las decisiones del TSE, sino que desde el principio de la crisis, recibe la importante colaboración de cierto sector de la prensa como parte de una  bien articulada estrategia para imponer la percepción de que sale ganando en liderazgo y simpatías.

Recientemente en la columna habitual de uno de esos periodistas “objetivos e imparciales”en un periódico que no disimula sus preferencias, se expone que Miguel Vargas “…crecía como grupo y autoridad del partido en medio de la crisis”. El comunicador  afirma también entre otras cosas, que Hipólito “se quiso imponer con sangre en el asalto a la Casa Nacional del PRD”.Lo primero expresa la intención manipuladora del periodista “ayudando” sin mucho disimulo la posición de Miguel Vargas  y lo segundo es la parte maliciosa de la versión peledeísta de los hechos del 27 de enero pasado, cuando líderes y  militantes del PRD eran arbitrariamente impedidos de entrar a su local.

Es fácil vaticinar que es difícil la unidad en el PRD porque a Miguel Vargas Maldonado no le interesa ytiene secuestrado ese partido con la ayuda de los tribunales y el oficialismo. Hará una Convención a su manera con  la fracción del PRD que dirige. “Ganará” la presidencia del partido y su selección como candidato presidencial para el 2016. Y se puede vaticinar otro resultado. Miguel Vargas y esa fracción del PRD, no conseguirán al 15% de las votaciones y al final, es previsible su apoyo a la candidatura peledeísta.

Así como en los gobiernos de Balaguer que siguieron a la firma del Acta de Reconciliación, ymientras los constitucionalistas fueron al  exilio o habían sido asesinados en las calles de Santo Domingo, los “gorilas” de San Isidro ocuparon  importantísimas posiciones después queel tiempo y las circunstancias de un poder externo les habían favorecido para imponerse en la guerra. Pero esto se hizo con el mismo nivel de indignidad que ahora se dice, “Miguel le ganó a Hipólito Mejía con el tiempo”, lo que es parte de una farsa mediática planificada en su favor.Con el tiempo, solo se pone en evidencia el daño que MVM hace al PRD, el TSE a la Justicia y la intervención del PLD a la democracia dominicana.