La población mundial va creciendo y con ello va aumentando el número – aunque no siempre el tamaño – de los asentamientos urbanos y/o la cantidad de personas que habitan en ellos. Existen varias causas para este fenómeno o quizás una sola gran causa con varias caras y ésta es que hoy por hoy las oportunidades están en las ciudades. Esta situación es tan acusada, que ya más de la mitad de la población de nuestro planeta vive en las ciudades y se espera que para la tercera década de este siglo, la proporción aumente sobre el 60 %.
Estos datos están reflejados en el informe que ha sido presentado por el Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-HABITAT).
Dicho informe – bastante sensato y apegado a la realidad- hace una observación obvia y de una importancia capital para el planteamiento de soluciones futuras a este fenómeno de sobre-población urbana y es que a medida que las ciudades aumenten en su tamaño y en su población, el equilibrio entre los aspectos sociales, ambientales, de calidad y distribución del espacio urbano, será determinante. Garantizar este equilibrio depende de dos grandes protagonistas que son las administraciones públicas y la ciudadanía, siendo responsabilidad de la primera parte trazar gran parte de las directrices. Estas directrices se resumen en dos de las que se desprenderían las demás: igualdad y sostenibilidad.
Estos dos pilares en los que deben apoyarse todas las iniciativas tendentes a mejorar la vida de los habitantes de las ciudades representan un desafío imponente para todos los actores que interactuamos en la escena urbana.
Igualdad
Cuando hablamos de igualdad – término muy amplio este- debemos tocar aspectos que ya entran en la categoría de deuda social y desequilibrios ancestrales. En las ciudades de los países en vías de desarrollo, una familia pobre siempre ha vivido en las zonas con peores servicios e infraestructuras, si se les compara con una familia de nivel medio o alto. Las oportunidades en su entorno social son escasas y a veces inexistentes; como si fuera poco, muchas veces son tan vulnerables sus asentamientos, que con suerte sobreviven a los fenómenos atmosféricos o catástrofes naturales.
Plantear el objetivo de la igualdad de oportunidades en las ciudades implica un trabajo de fondo con una planificación que involucre desde el principio a todos los actores del escenario urbano. Es cierto que en muchos casos los recursos – sobre todo económicos- no están disponibles de parte de las administraciones públicas y los gobiernos para afrontar las necesidades cotidianas de la población, pero también es cierto que en gran medida es la falta de la tan mencionada planificación y la falta de voluntad política – por no mencionar la ineficacia y la corrupción- lo que impide avances en esta dirección.
Es probable que si desaparecieran estas trabas burocráticas y aún no se pudiera disponer de los recursos económicos plenamente, gran parte del recorrido hacia la igualdad de los ciudadanos se pudiera completar.
En el contexto actual, al día de hoy se percibe voluntad política y el compromiso de muchos de los sectores implicados. Esperamos que no pase como siempre y se pierda el hilo de la cosa en largas e infecundas reuniones y jornadas de planificación infinitas.
En este aspecto – y de seguro que en muchos otros de nuestra agenda social- es el momento de corregir lo que ha estado mal, desterrarlo para siempre, pero sobre todo, es momento de hacer lo que nunca se ha hecho en materia de planificación de los asentamiento urbanos. Sobre el tema de la sostenibilidad seguiremos más adelante…..