El cuidado de la imagen tanto personal como empresarial ha sido desde siempre uno de los aspectos de mayor preocupación, principalmente de las empresas, los artistas y los políticos los cuales se ocupan de crear y mantener la proyección de una personalidad atractiva y de aceptación en los diferentes segmentos de su público objetivo.

Esa preocupación parece haberse magnificado en esta era de “la civilización del espectáculo”, como afirmara el laureado escritor Mario Vargas Llosa, cuando observamos los cambios radicales de “look” habidos en reconocidas figuras del arte y la política, tanto a nivel nacional como internacional.

Como sucede siempre que se toman medidas extremas, estos cambios generalmente producen resultados beneficiosos en algunos casos y contraproducentes en otros. En muchos casos el cambio de imagen afecta la personalidad de quien lo adopta al punto en que su primer contacto con el público provoca que muchos se pregunten, ¿y quién es este/a ahora?

Se señalan los casos actuales de las cantantes Beyonce y Paulina Rubio cuyos cambios han dejado perplejo a un grupo de sus respectivos “fans”, a tal punto en que el slogan de “la rubia dorada” identificativo de la imagen de la segunda, deberá ser cambiado ante lo extremo que ha resultado el cambio de su look.

Los dominicanos no nos hemos quedado atrás y aunque existen muchos y variados casos de cambios radicales existen dos que son emblemáticos y representativos, uno del sector artístico y otro del político, habiendo sido ambos tomados en beneficio de su salud, siendo objeto de comentarios en diversos y disimiles entornos públicos.

Nos referimos a Luis José Germán un joven humorista, ahora esbelto y con cierto aire de galán, cuya anterior figura un tanto pasado de libras le imprimía un aura de jocosidad y Guido Gómez Mazara, de una recia personalidad política cuyo peso corporal estaba ligada a una imagen de mayor atractivo para sus seguidores y seguidoras.

En ambos casos existe la apreciación en amplios segmentos de la población en el sentido de que sus cambios de “look” han modificado la percepción que de sus figuras se tenía antes del cambio radical al que se han sometido.

En razón de ello, los expertos y entendidos en la materia, tanto del sector artístico como político advierten que las ideas que estos exponen como figuras publicas, deben corresponder con su imagen personal y su comunicación no verbal, y deben realizarse de manera paulatina para que sus ‘fans” y seguidores no los perciban como engaño o manipulación.