Pasado mañana domingo elegimos alcaldes, funcionarios mucho más relevantes para nuestra cotidianidad de lo que se suele pensar en República Dominicana.  Fascinados como solemos estar con la máxima investidura, se nos olvida que es a la altura de la ciudad que se manejan asuntos como gestión del espacio público, uso de suelo, regulación del transporte, supervisión de los bomberos, estipulaciones sobre horarios, protección del patrimonio, protección y destino de las áreas verdes (y de los lugares de acopio de alimentos y mataderos) o gestión de la limpieza y sus subproductos (basura). 

Los alcaldes tienen que ver con “la casa”, mientras que los presidentes tienen que ver con “el estado”.  Por lo mismo, debemos poner real atención a estos candidatos y buscar sus programas para luego estudiarlos bajo los criterios que nos hagan mayor sentido.

Es de agradecer que la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios haya puesto en práctica la iniciativa de organizar debates para que los candidatos a dos de las más importantes alcaldías del país y difundirlo a través de televisión y redes

Por supuesto, no pudieron atender a todas las preguntas formuladas, pero lo que cada cual puede hacer es medir hasta qué punto los programas de cada cuál responden a las prioridades que personal o institucionalmente podemos tener.  Si los puntos de interés no fueron tratados en los debates (y también para todos los demás votantes a quienes les tocan otros municipios) se puede acceder a los programas de trabajo que cada uno de los candidatos debió haber presentado ante la Junta Central, en cumplimiento con el artículo 24 de la Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas.  Una revisión rápida arroja que estos programas no están fácilmente disponibles en línea, pero cada ciudadano puede realizar inferencias basándose en los historiales de cada uno de los candidatos.  Como presidenta de El Arca, me interesa saber, por ejemplo, cómo cada uno de ellos va a hacer esfuerzos para adaptarse/para adaptarnos a la discapacidad.  Cómo ellos nos van a ayudar a arreglar la casa común que es la ciudad.

De entrada, contar con ayuntamientos asequibles para todos puede ser de por sí ya un reto.  No sé cómo están los palacios consistoriales de Santo Domingo y Santiago, pero probablemente necesiten mejoras.  El pasado martes 11 de febrero, el presidente francés recibió en el Elíseo, sede de la presidencia, a personas con discapacidad y se hizo evidente que ese edificio, en condiciones normales, no está en situación de acogerlas.  Hubo que instalar alfombras para que las sillas de ruedas pudieran rodar sobre piso de gravilla, instalar ascensores temporales para que las mismas sillas pudieran subir de un piso a otro, contratar traductores al lenguaje de signos y asegurarse de que hubiese letreros en braile en varios salones.

Cada uno de los elegidos puede contribuir para que sus casas puedan recibir a cualquier discapacitado y luego, redactar ordenanzas (y asegurarse que se les dé cumplimiento) en el sentido de que las respectivas ciudades puedan hacer lo mismo.