Como se llora por una rabieta. Como se llora por un himen roto, por una botella destrozada en el piso. Como se llora por dolores de una juventud nueva y desconocida y por tu toalla amarilla deslizándose por sobre la superficie mulata. You know the drill.

Quiero un calor nuevo para dibujar estrellas de tu garganta a tu omóplato. En la radio un boricua le dice a una mujer que una flor en su pelo parece también una estrella. Cuerpos que se deslizarán por este colchón forrado de plástico. Y afuera las bombillas guiñando los ojos a otros, amantes, amantas que bajo la oscuridad de La Lata se dan besos, y si sigo más allá, puedo ver un faro, otro, unos molinos que estaban tocados por unos silos alucinantes. Y porque un carajo un día se levantó y dijo píntenme esta mierda de edificio del color que me salga de los cojones, perdimos una de las obras de arte más importantes de América, del mundo mundial. ¿Y tú? Sí, tú. Eres un susurro de amarillo que me ahueca. Desde el alma hasta la médula. Quiero paz de poesías, hostias y jardines. Islas de perlas azucaradas. Quiero paz de sonidos color marihuana. Quiero un caballo de alas color azufre para volar en mi rumbo. I’m gonna buy me a horse, just about this big.

Dadme paz, os suplico. Veneno que vengo mal ferido. Vuela corazón hacia los condones de mi lecho de espumas con tarántulas de manos que soportan tu desidia y que piden a gritos que por favor nunca dejes de respirar. Vamos, respira. Vive un rato. Ahora, mírame inocente, arrasado de amor.