Hoy, nos tomaremos la licencia de hacer una pausa en la serie de artículos sobre las ISO.

A propósito de los acontecimientos que se han producido en las últimas semanas (campañas proselitistas, publicidad masiva por las redes, entrevistas, manifiestos, webinares, etc.),  en torno a las próximas elecciones de la SARD (Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana), nos ha venido a la mente – en un ejercicio de asociación libre de ideas- unas palabras de uno de los maestros de la arquitectura española del siglo XX,    Don Alejandro De La Sota: “…la Arquitectura es popular, o intelectual, lo demás es un negocio…”

Antes de pasar a explicar un poco lo que nos transmitía el maestro con estas palabras, nos gustaría, a modo de justificación, aclarar la razón de nuestra libre asociación de ideas y su relación con las elecciones de la SARD, de telón de fondo,   y con De La Sota como inspirador del ejercicio de pensamiento libre de hoy. Entre las muchas cosas que,  incesantemente,  quieren transmitir uno de los grupos de candidatos a dirigir la SARD,  hay una que nos llama la atención y es el deseo de, y citamos textualmente:   “…promover la profesión del arquitecto en República Dominicana para mejorar los estándares propios con los que la profesión opera, así como para impulsar su rol social y defender sus intereses profesionales…
elevar el nivel de percepción de la sociedad hacia la labor que realizan los arquitectos, que la ciudadanía en general nos reconozca como gestores en diversos procesos sociales, más allá de la edificación…”

¿De qué hablan, en este párrafo,  estos candidatos a dirigir la SARD?… ¿Se refieren a presentar,   ante la sociedad,  a un arquitecto capaz de dar soluciones a problemas que van más allá de la generación de espacios? …¿Dando por supuesto,  que lo que se plantea es una visión holística del arte de proyectar en arquitectura? Siendo el caso, nos hace sentido la idea. Todo esto, y evidentemente, dando por supuesto también, que una sociedad como SARD solo intentaría desarrollar un camino en colectivo que, necesariamente, se debería iniciar en el despacho particular de cada arquitecto; en singular, en privado y revisando su bibliografía, para ampliar su acervo intelectual personal.

Álvaro De Torres Mc.Crory, arquitecto divulgador y que entrevista a De la Sota, nos aclara un poco más las palabras del maestro; las que nos hacen pensar en la SARD, en los 38 candidatos de la plancha 2 y en los otros tantos de la plancha 3. De Torres Mc.Crory nos hace referencia a dos de los grandes campos desarrollados por De La Sota: la arquitectura popular de reconstrucción de posguerra española (1939-49) y la arquitectura intelectual de propia expresión donde se valora el contenedor como espacio técnico.

…Y lo demás es negocio

De acuerdo al maestro, autor del fantástico Gimnasio Maravillas de Madrid, lo que se sale de la arquitectura de corte social y lo que se sale de la arquitectura como reclamo intelectual para dar identidad a una sociedad, es puro alarde inmobiliario.

Esta lectura y conclusión última son de nuestra propia cosecha, pero conociendo el legado y figura histórica del maestro nos atrevemos a recuperar este osado reduccionismo para nosotros mismos y a modo de reflexión. Un reduccionismo que nos lleva a otro, incluso más breve y también de nuestra propia cosecha: El arquitecto debe aportar, sí o sí; luego,  ¿está el arquitecto dominicano -y al día de hoy- en capacidad de dar una de estas dos respuestas que plantea De La Sota?…¿Podemos hablar de un arquitecto dominicano con un bagaje intelectual sólido? o en su defecto, ¿podemos hablar de un arquitecto dominicano con un bagaje técnico sólido?

Seguimos con la reflexión a modo de asociación libre y con las elecciones de la SARD a modo de excusa argumental.  ¿Este aporte de ese arquitecto dominicano, debe ir más allá del manejo del Revit o del render de turno?…¿También debe rebasar la aspiración, colectiva por demás,  de entrar en el juego de derribos de viviendas del polígono central,  y de Gascue con “s” o con “z”, para hacer nuevos edificios con muchos colorines y volúmenes superpuestos en alarde pastelero?…¿ Debe ir más allá de las teorías urbanas de webinares interminables?.

Este aporte de ese arquitecto dominicano debe salir de los aposentos de los arquitectos de renombre, o incluso de los que quieren emerger y/o de las que plantean hacer sinergias. Este aporte lo debe recibir la sociedad en las decenas de edificios que se construyen hoy, en los planes urbanísticos que se hacen desde los ayuntamientos o desde la administración central.  En fin, este aporte como colectivo debe salir desde los despachos de los que tenemos la responsabilidad de ser vanguardia en nuestra sociedad… ¿La SARD quiere sumarse a este reto?. De La Sota lo dejó claro.

Nota: El autor hace referencia a las dos planchas de las que se han recibido información y publicidad.