Muchos de los arquitectos más relevantes en la historia, curiosamente no cursaron la carrera de arquitectura propiamente, pero sin embargo sus aportes han dado mucho al quehacer arquitectónico y al mismo tiempo han creado parte de la imagen que la arquitectura ha aportado a la cultura general. Queremos compartir algunos datos sobre algunos de ellos; hoy iniciaremos nuestro recorrido con Jean Prouvé.

Jean Prouvé nace en París en el año 1901 y se forma como arquitecto en la propia práctica del oficio. Originalmente Prouvé se forma como herrero a partir de los 18 años que entra como aprendiz en un taller en Enghien. Muy pronto Prouvé hace su propio camino y comienza a recibir encargos para trabajos de herrería en su natal Nancy.

Dado su destacado trabajo, entra en contacto con el maestro Le Corbusier y por iniciativa de éste mismo , entra a formar parte de uno de los más destacados gremios de diseñadores y arquitectos de la época, que era la Unión de Artistas Modernos., del que formaban parte no solo el propio Le Corbusier, si no arquitectos y diseñadores como Pierre Jeanneret, Pierre Chareau , Robert Mallet-Stevens o Charlotte Perriand.

Prouvé comenzó a destacar por sus innovadores diseños de mobiliarios, muchos de los cuales llegan hasta nuestros días en reediciones actualizadas y comercializadas por altas casas de diseño, tal es el caso de su famosa mesa Guéridon que originalmente fue diseñada para la Universidad de París.

El taller que mantenía abierto pasó a convertirse en fábrica en 1947 creando diseños hasta 1953 en que cierra sus puertas.

¿Arquitecto, ingeniero o artesano?

Jean Prouvé colaboró durante años con diferentes arquitectos de la época quienes conociendo su gran desempeño en el área del diseño en hierro y acero lo invitaban a participar como consultor o proveedor de productos y/o servicios, en las obras que éstos desarrollaban.

Prouvé llevó a cabo una labor propia de investigación y ejerció en torno a la arquitectura quedando como grandes ejemplos de la historia proyectos tales como La Casa del Pueblo, (1939); La Casa del Sahara, (1939); Las Casas Aporticadas ( 1947); La Casa Meudon, ( 1949) o Las Casas Tropicales, (1949).

El denominador común en la obra de Prouvé y que sirve como factor definitorio en su aporte histórico, es su sistema de construcción prefabricada y su inclinación hacia la industrialización de la arquitectura.

El Maestro intentaba hacer con cada una de sus obras, una apuesta hacia la optimización de los sistemas constructivos aplicados hacia esos días de pos-guerra donde quedaba en evidencia la necesidad de dar soluciones habitacionales en tiempo y forma.

La propuesta de una estructura estandarizada, unos cerramientos ligeros y una arquitectura resolutiva, eran la promesa hacia una nueva manera de proyectar. Plazos cortos y costes de obra reducidos no siempre pudieron conseguirse, pero sí una nueva visión de la aplicación de los métodos de la industrialización al oficio del diseño de edificios y su posterior construcción.

Jean Prouvé fue un visionario; un hombre que sin el título de arquitectura formalmente en su despacho, aportó para ayudar a concebir a la arquitectura dentro del marco de los procesos industrializados y de prefabricación ligera. Este visionario, que recibió el reconocimiento colectivo, que fue jurado de concursos como el del edificio del Centro Pompidou, hoy en día nos sigue dejando una lección: La arquitectura debe avanzar hacia una optimización combinada.