La arqueología como ciencia tiene muchos retos. La reconstrucción del pasado, sobre todo en sociedades ágrafas, requiere de mucha imaginación, técnicas y estudios, que permitan recomponer hechos acaecidos, como si fuera contando una historia, esta vez apoyada en los rastros materiales que nos dejan esas sociedades sin escritura.
Hoy la historia la tiene como una de sus fuentes fundamentales en la reconstrucción del pasado en ausencia de documentos escritos, junto a la antropología física y la propia oralidad.
Con el tiempo, la arqueología ha ido ganándose un espacio respetado y tiene un posicionamiento entre las ciencias humanísticas de gran valía, a pesar de que son costosas las investigaciones arqueológicas y como contrapunto, poco poblamiento e interés de estudiantes y desinterés de universidades y gobiernos.
Sin embargo, la recuperación del patrimonio cultural de los pueblos, iniciados desde la segunda mitad del siglo XX por la UNESCO y otros organismos internacionales para recuperar, reconocer, valorar y proteger el patrimonio cultural de los mismos, ha resituado el papel que deben jugar este tipo de disciplinas en la nueva realidad mundial.
Por tales razones, la arqueología hoy es soporte importante del desarrollo de los pueblos en la medida que sin oponerse al avance y progreso social, sus competencias profesionales permitan evitar que, el avance de los pueblos, el desarrollo y el progreso, se traguen la memoria histórica de las sociedades. Luchando en un terreno frágil, la arqueología es parte de las aprobaciones o desaprobaciones de determinados proyectos de desarrollo si su implementación impacta negativamente sobre algún patrimonio de singular valor, que es cuando hablamos de arqueología preventiva.
En todo caso, esta arqueología preventiva se dirige hacia aquellas manifestaciones, que por su valor histórico, deben ser preservadas, de lo contrario y siguiendo preceptos técnicos y procedimentales, se autoriza luego de varios reconocimientos y estudios de prospección, que se proceda a la acción solicitada
El marco legal es su consorte y aliado, si no hay una ley de patrimonio en el país, los pueblos están a expensar de aventuras empresariales y personales que lesionan gravemente el patrimonio de una nación. Legislar primero con una ley de cultura, luego o dentro de ella, una ley de patrimonio y finalmente con un reglamento de aplicabilidad, es tarea fundamentar de los gobiernos e instituciones que trabajan el tema cultural para regular las inversiones de todo tipo que impliquen intervención en el subsuelo y puedan poner en peligro esos patrimonios.
De lo que se trata no es de impedir el desarrollo, sino más bien prevenir su impacto negativo en caso de que se vaya a ejecutar en un sitio de altísimo valor patrimonial.
Estas regulaciones se hacen acompañar de reglas de juego claras en las que, empresarios inmobiliarios, sector turísticos, gobierno e inversionistas privados, previo a obtener el permiso de construir, deben obtener los certificados de impacto ambiental, social y cultural de la obra, de manera que con esas aprobaciones se pueda autorizar dichas intervenciones.
Es así como el Estado puede poner en acción una profesión de gran significación en la identidad de un país sin contraponerse al desarrollo. Es preventiva debido a que se guía de un procedimiento donde el demandante incluye unos pagos de impuestos para que se haga la experticia previo a la construcción y determine la calidad del material encontrado en el subsuelo, de ser trascendental, entonces se puedan medir opciones: desvío, integración al proyecto como sostenible, o recuperación como parque cultural o temático.
En todo caso, esta arqueología preventiva se dirige hacia aquellas manifestaciones, que por su valor histórico, deben ser preservadas, de lo contrario y siguiendo preceptos técnicos y procedimentales, se autoriza luego de varios reconocimientos y estudios de prospección, que se proceda a la acción solicitada.
Es importante valorar que este tipo de ejercicio profesional acompañado del interés por el patrimonio, podría relanzar los estudios de la arqueología y provocar las fuentes de financiamientos para sus excavaciones y costos de los mismos.
Es como vemos, una dinámica doble, por un lado se relanza el interés y la profesionalización con las competencias requeridas de la arqueología, y por otro lado, es la arqueología ente constitutiva de los planes de desarrollo de un país.
Recientemente la arqueóloga francesa, Dominique Bonnissent, visitó el país por asuntos de trabajo e invitada y por el Centro Cultual Eduardo León Jimenes a impartir un conversatorio sobre arqueología preventiva en esa institución. Iniciando primeramente con el marco legal sobre el cual se sostiene la arqueología preventiva, haciendo un recuento de las leyes francesas sobre el tema y cómo ha ido cerrando un círculo para hacer de su aplicabilidad, un mecanismos ágil, legal, patrimonial y profesionalmente provechoso.