Argumentumadpopulum: La feria es buena. En la feria hay comida y espectáculos. Siempre va mucha gente a la feria del libro. A todos nos gusta. La feria del libro tiene mucho más que libros y hay cosas para cada grupo y para cada interés.

Cuenta, la feria con la participación de 425 expositores de diversa índole que a su vez atraerán a público a nivel nacional e internacional. Los visitantes podrán asistir a 1,350 actividades culturales de suma importancia para el desarrollo humano. No debe temerse a la llamada "fatiga de turista" porque las actividades están repartidas entre sus 18 días de duración.

La masa que pretende devorar, engullir hasta el hastío (mas nunca hasta la saciedad) todos los rincones del saber y de la cultura tendrá una cómoda cabida en plaza de la cultura. Será sin duda bien protegida por el millardo de agentes del orden que han sido entrenados para no leer nunca nada y así no distraerse de su labor de guiar e informar. Para que los visitantes, o habitantes sería más prudente, no tengan que detener su intrépida labor cultural por el inelegante acto de llenar la panza, consta también la feria con tres áreas de comida prácticamente ubicadas dentro de la plaza.

La cantidad y variedad de actividades, organizadas con sutileza siguiendo el carácter de la duplicidad, abarcan todas las artes y artesanías para que no quede nadie de ningún nivel socio-cultural que pueda afirmar que no hay actividades de su agrado. Hay desde películas de María Montés hasta de hitchcock, o lo inverso, desde Metal hasta Pop, desde mata-tiempos hasta Cuauhtemoc. No hay, como se ve, razones para no asistir.

Argumentumad hominem: Si no voy a las actividades de la feria no soy del todo dominicano. Si no te gusta la feria eres un dembowsero inculto. Si no participas en las actividades de la feria delatas tu pobre nivel cultural. Los intelectuales tienen fundas de libros y tú no vas a la feria.

Apoyar esta feria (que de por sí no lo necesita) es importantísimo para contribuir a la forja del carácter de la Cultura Dominicana, tanto es así que hasta los dominicanos ausentes se dan cita en este magno evento. Cualquier falta, cualquier desplante debe ser considerado como una traición al carácter patriótico de la Plaza de la Cultura Juan Pablo Duarte, más aún si es, como es el caso, en tiempos de campaña política, donde es tan necesario realzar los valores cívicos de una urbe completamente democrática.

La FIL es bella y no se debe dar oído a los desaprensivos que pretendan empañar su esplendor con sus críticas sociales mal formadas. Es propio de los incultos que no oyen pop rock pretender que no tiene la feria el magno ideal sociológico sobre el que se cimientan sus organizadores. Pero hasta a estos se les ve caminar por las floridas calles (y florecidas de libros o de literatura)porque no pueden evitar la sutil atracción cósmica de la FIL.

Hay algunos que discretamente se hacen llamar intelectuales pero cómo pueden pretenderse tal cosa si ni siquiera tienen ponencias ni actividades en la feria. Las autoridades competentes evalúan y eligen a los verdaderos intelectuales y artistas para las presentaciones en los stands diseñados para estos fines, como por ejemplo el Pabellón de Autores Dominicanos, el Café Bohemio y el Pabellón de Cocina.

Los organizadores sin duda son humanos pero no se precian de cometer errores con las actividades, estas son cuidadosamente elegidas y meticulosamente situadas en el lugar y la hora adecuada. Es por esto que no se puede pretender llamar intelectual al que no participe en la FIL.

Otro punto para reconocerlos es el síntoma distintivo de la conducta de un intelectual en la feria; el apuro por aprovechar los magníficos tomos y los minúsculos precios que esta ofrece. Se les ve con fundas inmensas y hasta con carritos cargados de libros y más libros. Tantos volúmenes que cualquier otra persona común con menor capacidad y menor dedicación no podría en una vida leer todo lo que estos intelectuales se llevan en un solo viaje.

Algún problema debe tener quien no aprovecha estas increíbles ofertas de feria, donde los únicos beneficiados son los lectores y los escritores.