Las áreas protegidas acogen una inmensa riqueza biológica y son fuente de riqueza material, constituyendo reservas de capital natural, cultural y social, a la vez que forman parte de los medios de subsistencia y del bienestar de muchas personas, sobre todo debido a los servicios eco-sistémicos que proporcionan y a las oportunidades para crear empleos.

Es importante resaltar que las características de las áreas protegidas dependen de elementos como los aspectos físicos del terreno, la biodiversidad del lugar, los recursos hídricos disponibles, los aspectos climáticos de la zona, los recursos biofísicos del área, las posibles amenazas naturales del lugar, y la división política y administrativa del país y/o región.

Por tanto, son muchas las actividades que se pueden realizar en las áreas protegidas, y una de las más importantes es el turismo, que se configura como el sector que genera importantes beneficios para el área protegida y para los habitantes de la zona, sobre todo en países en vía de desarrollo.

La actividad turística se configura como un gran motor económico a nivel internacional, que genera nuevas oportunidades para la modernización del destino, tanto a nivel económico como social y cultural.  Actualmente aparecen nuevos tipos de turismo alternativos al turismo de masas, que se realizan de forma sostenible, y donde el turista tiene en cuenta aspectos como el descanso, el conocimiento de la cultura local y la conservación de los recursos naturales.  Esto se debe a que, hoy en día, los seres humanos están más concienciados con las problemáticas medioambientales, y a que los viajeros buscan la autenticidad del destino en su viaje.  De esta forma, hablamos de nuevos tipos de turismo alternativos relacionadas con elementos como la cultura o la naturaleza, y que se desarrollan de forma más sostenible que el turismo de masas.

Una de la características de estas nuevas formas alternativas de turismo es que se desarrollan en contacto con la naturaleza, se realiza en áreas naturales protegidas, que suelen contar con regulaciones para garantizar el uso adecuado de las actividades en ellas, incluida la actividad turística.

En las áreas protegidas se desarrollan diversos tipos de turismo, como el ecoturismo, el turismo ornitológico, el turismo de aventura, el turismo rural y el cultural, que gestionado a través del turismo comunitario puede mejorar el desarrollo socioeconómico de las comunidades locales y fomentar la conservación de la naturaleza. Podemos decir que el turismo comunitario es una actividad que se fundamenta en la creación de productos turísticos bajo el principio básico de la necesaria participación de la comunidad local.

Igualmente, el turismo comunitario se refiere a aquel turismo que está basado en la comunidad local y que pretende reducir el impacto negativo y reforzar los impactos positivos del turismo en la naturaleza. Así, este turismo tiene varios objetivos, destacando aquellos relacionados con la conservación de los recursos naturales, patrimoniales y culturales, el desarrollo socioeconómico de las comunidades locales, y la calidad recibida por la demanda turística.

Esta forma de turismo se configura como una herramienta de lucha contra la pobreza, que tiene importantes efectos multiplicadores en el Producto Interior Bruto (PIB), y que permite conservar el patrimonio natural, histórico y la identidad étnica de un destino turístico.

A través de los beneficios adquiridos por esta actividad se está contribuyendo al desarrollo sostenible, que está enfocado a un modelo de gestión de todos los recursos, de tal forma que se satisfagan todas las necesidades económicas, sociales y estéticas al tiempo que se respeta la integridad cultural, los procesos ecológicos esenciales, la diversidad biológica y los sistemas de apoyo a la vida. Así, la sostenibilidad se divisa desde tres aspectos: económico, ecológico y social.

En vista de estos beneficios que proporciona la actividad turística en áreas protegidas, hemos propuesto el uso del Parque Nacional del Este ( Cotubamaná ) para implementar esta práctica.  Lo que proponemos es que se permita este desarrollo por parte del sector privado, a través de un patronato donde estarían los Ministerios de Medio Ambiente y de Turismo, así como las Municipalidades de Bayahibe y Boca de Yuma.  Los propietarios construirían una carretera sencilla que bordee el Parque y a la vez sirva de limítrofe, dejando el Parque y área protegida concentrada en la parte interior. También construirían senderos peatonales para acceder a los observadores de plantas, animales, enterramientos indígenas y cuevas con pictografías, haciéndose cargo del co-manejo y conservación del Parque en su conjunto.  Nótese que cada sector que podrían ser antagónicos, es decir Medio Ambiente, Sector Privado y Turismo, estarán representados en este Patronato, por lo que cada uno defenderá sus intereses o particularidades, lo que aseguraría un equilibrio absoluto.

Una gran ventaja de este desarrollo es que el  Estado Dominicano no estaría en la obligación de hacer inversiones, sólo sería un coordinador y supervisor de que las actividades que se realicen aquí sean acordes con los reglamentos que se elaboren para la buena conservación del área protegida, y recibiría ingresos en el corto plazo producto de este desarrollo.

Aprovechemos estos recursos y las ventajas comparativas que Dios ha puesto a nuestra disposición de la mejor manera posible.