En la disputa por la Presidencia de la República estamos acostumbrados a escuchar que se establecerá un gobierno de unidad nacional, que habrá un gobierno compartido, incluso que la participación de diversos sectores será tan amplia que se producirá un cogobierno en la conducción del Estado. Lo que nunca hemos escuchado es que alguien tendrá tanto poder en un nuevo gobierno que será el árbitro de la política nacional o un cogobernante con la persona que sea electa. Que habrá un copresidente de la República. Y eso es lo que posiblemente suceda después que se juramente el próximo Presidente de la República.

El que sea favorecido por el voto popular en las próximas elecciones se encontrará con un Congreso Nacional dominado por legisladores del PLD que responden fundamentalmente al liderazgo del que será el ex Presidente Leonel Fernández y esta situación permanecerá así por todo el período del nuevo Presidente, ya que los legisladores fueron electos por seis años.

En los principales órganos del Estado, especialmente en las llamadas Altas Cortes, habrá predominio de personas miembros del PLD y todas vinculadas al ex Presidente Fernández, a quien le deben haber sido escogidas para formar parte de esos organismos. Los que pueden considerarse "independientes" tienen la suficiente "flexibilidad" para no rechazar las sugerencias provenientes del ex Presidente Fernández.

Tampoco hay que olvidar que el Dr. Leonel Fernández continuará siendo el presidente del Partido de la Liberación Dominicana y su máximo líder, al tiempo de disponer de FUNGLODE como plataforma para la organización de eventos que pueden terminar en "sugerencias" para quien ejerza la Presidencia de la República, a partir de mayo próximo.

Un poder mucho más reducido del que dispondrá el ex Presidente Fernández le permitió al Dr. Balaguer ser árbitro de la política nacional en los períodos en que no ejercía la Presidencia. Recordemos que un Presidente declaró que amarraba su chiva en el patio de la casa de Balaguer y que un candidato derrotado en una primera vuelta buscó el apoyo del líder reformista para tratar de ganar la Presidencia en la segunda.

Si resulta electo como Presidente de la República el Ingeniero Hipólito Mejía no tendrá en el Congreso ni siquiera poder para detener las iniciativas de la oposición, mucho menos el necesario para traducir en leyes sus propuestas legislativas. Tendrá que negociar con el Presidente del partido mayoritario de la oposición y ya eventual candidato para las elecciones de 2016, quien además tiene las influencias ya señaladas en órganos fundamentales del Estado. Esto le asegura ser, por lo menos, árbitro de las decisiones políticas más importantes.

Si el próximo Presidente de la República fuera el Licenciado Danilo Medina, una buena parte de los funcionarios del gobierno responderán a las directrices del ex Presidente, como también lo hará la mayoría de los legisladores y los miembros de las Altas Cortes. Por si algo faltaba la Vicepresidencia de la República estará ocupada por la esposa del ex Presidente Fernández.

La acumulación de poder y su influencia en importantes órganos del Estado, unido a su vocación de ser candidato para las elecciones de 2016, le permitirán ejerce un tutelaje sobre el nuevo gobierno, que pudiera terminar en una destacada participación en las decisiones que deben ser tomadas por el Presidente de la República.

Frente al rol que pudiera desempeñar el ex Presidente Fernández en el nuevo gobierno por el poder político que mantendrá, se argumenta que en un régimen presidencial, sobre todo en uno tan asimétrico como el nuestro, quien llega a la Presidencia asume en poco tiempo todos los poderes. Si el próximo Presidente intenta desconocer el poder que tendrá el ex Presidente Fernández pudiera ponerse en peligro la gobernabilidad.

Existen todas las posibilidades de que Leonel Fernández sea árbitro o copresidente en el próximo gobierno. El tiempo dirá la última palabra