El presidente Abinader ha hecho bien en anunciar que la inversión extranjera es bienvenida y que no tiene obstáculos pero ha heredado del gobierno anterior por lo menos tres arbitrajes internacionales, donde el país podrá ganar o perder millones de dólares, resultado de supuestos maltratos a inversiones extranjeras. En un caso se refiere a la rescisión del contrato para la administración del vertedero de basura de Duquesa, probablemente una buena decisión pero con mal asesoramiento jurídico y ahora el ex dueño de la concesión, un jamaiquino de origen chino con una gran mansión en Casa de Campo, ha sometido al país en arbitraje en Estados Unidos. En Madrid hay dos arbitrajes, uno de un español quien consiguió del CEA la administración de un ingenio y luego todas sus tierras pasaron a ser administradas por colonos de ingenios diferentes, y el otro donde la CDEEE aprobó un proyecto energético no renovable que luego canceló unilateralmente. Igualmente triste es el hecho de que el anterior Procurador Jean Alain Rodríguez firmó un acuerdo con Odebrecht para recibir US$184 millones, a cambio de nuestro país no someter a la justicia a sus funcionarios, y que serían pagados en cuotas hasta el 2024. De estos se recibieron US$60 millones, pero es muy improbable que se reciban los US$124 restantes pues en Brasil Odebrecht se ha declarado en quiebra.

En nuestro país también pasó algo parecido. Durante la convención del PLD Leonel Fernández iba ganando hasta el atardecer, cuando entraron los votos del sur profundo y terminó ganándola Gonzalo Castillo. Fernández alegó fraude culpando a un algoritmo malévolamente introducido.

Como era de esperar, el día de las elecciones norteamericanas más personas votaron a favor de Trump y por eso en la noche este se declaró ganador, pero durante los días siguientes, a medida que se contaban los votos de los que habían sufragado días antes o por correo, pensando que era más seguro hacerlo así para evitar el virus, aumentó el voto a favor de Biden. Trump ha alegado fraude. Los “culpables” del supuesto delito están constituidos, según Trump, por una extraña combinación de “comunistas”, Wall Street y los dueños de las estaciones de televisión. (Igual sucedió en nuestro país cuando las encuestas auspiciadas por medios de comunicación favorecieron  a Luis Abinader a finales  de nuestra campaña electoral). También se culpa a George Soros. Grupos religiosos extremistas culpan al diablo mismo. Desde la época del Macartismo de los años cincuenta no había existido un radicalismo ultra conservador como el que hoy arropa a la “tribu” de seguidores de Trump.

En nuestro país también pasó algo parecido. Durante la convención del PLD Leonel Fernández iba ganando hasta el atardecer, cuando entraron los votos del sur profundo y terminó ganándola Gonzalo Castillo. Fernández alegó fraude culpando a un algoritmo malévolamente introducido. Tanto a Trump como a Leonel Fernández les conviene ser vistos como “víctimas” de un fraude. Mientras el segundo se pasó a otro partido, Trump casi seguro se quedará en el republicano, pero es probable que adquiera un canal de televisión, pues el dueño de Fox, Rupert Murdoch, así como se pasó de apoyar a la conservadora señora Thatcher en Inglaterra a favorecer a los laboristas de ese país, ahora le está “sacando los pies” al presidente americano. Leonel Fernández no podrá hacer lo mismo aunque podría enfatizar el uso de propaganda política a través de los medios sociales. Por supuesto, existe una enorme distancia ideológica entre el ultra conservador Trump y el liberal Fernández.

Por problemas de edad luce que en el 2024 no podrán ser candidatos ni Trump (78 años), ni Biden (82 años) y en nuestro país tampoco Danilo Medina podrá participar por impedimento constitucional. Quedarían Luis Abinader y Leonel Fernández, entre las caras “viejas”,  por lo que es difícil entender por qué están aliados hoy día, a no ser que sin ese apoyo mutuo no se hubiesen podido obtener los votos en el Congreso para nombrar una Junta Central Electoral (JCE) tan apolítica, lo que es muy bueno. Ya un portavoz del PLD dijo que no se veía “representado” en la nueva Junta. Ojalá digan lo mismo portavoces de los otros partidos, pues nos convenceríamos que por fin hemos logrado una JCE apolítica. Ojalá también que esa combinación de votos congresuales logre que los nuevos miembros del Tribunal Constitucional y de la Cámara de Cuentas, así como el Defensor del Pueblo sean verdaderamente apolíticos.