En la República Dominicana ha sido tan generalizada la emisión de licencias de conducir a ciudadanos que ni siquiera toman los exámenes requeridos por la ley para portar dicho documento y disfrutar del privilegio que se deriva del mismo, que se ha normalizado que cuando alguien conduce apropiadamente o sabe estacionarse sin problemas, se indica que “esa licencia no fue comprada!”; sin embargo, todo parece indicar que el desconocimiento de las reglas básicas de transito no es privativo del ciudadano común, sino incluso para una gran parte de los oficiales que están llamados a hacerlas respetar.

Mis comentarios vienen a cuento porque he visto que se han hecho virales varios videos de un oficial de tránsito del país, quien dirige el tránsito bailando; haciendo ademanes del entorno beisbolero y moviéndose alegremente en medio de un pesado tráfico vehicular. Aunque aplaudimos la actitud alegre y positiva del referido oficial de transito, tal como opinan quienes se encuentran distribuyendo los videos de marras, no podemos dejar de señalar que esa es una práctica insegura; reñida con las normas internacionales de señalización vial y que denota desconocimiento básico de sus funciones por parte del oficial que así actúa.  Conforme con los estándares internacionales, no sólo son los ademanes con las manos, sino también las posiciones en que se coloca el oficial de tránsito que constituyen señales de alerta a los conductores, quienes pueden identificar las mismas a la distancia y sin necesidad de que el oficial haga mayores esfuerzos.

Como norma general el oficial de tránsito debe estar debidamente uniformado para que sea reconocido a la distancia; no debiendo constituir una distracción para los conductores, ni mucho menos distraerse personalmente en el ejercicio de sus delicadas funciones, que pueden significar la perdida de vida o bienes en cuestión de segundos. Es Universalmente conocido que un oficial colocado de frente en la vía (con el brazo levantado o no) obliga a aquellos que transitan hacia él o ella o hacia su espalda a detenerse; mientras que el oficial puesto de lado, está indicando el paso en esa dirección. En vista de que el oficial sólo tiene un frente y una espalda, mientras detiene a aquellos que transitan en esa dirección, concomitantemente está dando paso a los que transitan en las vías perpendiculares y cuando las señales de mano del agente no se corresponden con el posicionamiento de su cuerpo, el oficial actuante pudiera estar causando una confusión capaz de producir accidentes.

Este tema pudiera parecer trivial para muchos; sin embargo cobra capital importancia al verificar que de acuerdo con datos de la Oficina Nacional de Estadísticas 27,816 personas fallecieron en nuestras vías públicas entre los años 2003 y 2019; los siniestros viales son la principal causa de mortalidad en nuestra población de 5 a 29 años; que para muchos dominicanos es motivo de preocupación cuando algún familiar o amigo tiene que viajar consuetudinariamente en las carreteras principales de nuestro país, y que tales estadísticas tienen influencia negativa en el turismo nacional; siempre que por mencionar tan sólo uno de los países más importantes en el referido renglón, en el reporte relativo a transito del “Official Global Travel advisory” emitido por el gobierno de Canada a sus ciudadanos, colocan a nuestro país como un destino de tránsito peligroso, por su alto porcentaje de accidentes de tránsito en relación con otros países del mundo; donde los conductores no respetan las leyes de tránsito y donde es habitual encontrar vehículos conduciendo en la dirección errónea de la vía, entre otros datos igualmente negativos.

Cuando tomé mi examen para conducir en la década de los ochenta tuve que estudiar y responder preguntas relativas a las señalizaciones manuales tanto de conductores como de oficiales en las vías públicas y como mi licencia no fue comprada lo que aprendí en aquella fecha, luego de transcurrido hace ya casi treinta y cinco años, aun sigue en mis recuerdos,  obligándome hoy a reflexionar sobre el comportamiento del oficial que se ha hecho viral. Aunque aplaudo su actitud ante la vida; el evidente disfrute de su servicio y la felicidad que transmite a quienes lo observan; no me queda otra opción que llamar la atención a la necesidad de poner más atención al tema de seguridad vial y preparar mejor tanto a nuestros oficiales públicos para el ejercicio de sus funciones, como a los ciudadanos que disfrutamos del privilegio de portar una licencia para conducir vehículos de motor en nuestras carreteras, calles y avenidas. La conducción del tránsito vehicular, muchas veces trivializada por nuestros oficiales, es una actividad clave en la prevención de accidentes.