Por primera vez un país realiza dos elecciones en tiempo de Covid-19, la República Dominicana. Ningún país había celebrado elecciones presidenciales en estas condiciones, somos un ejemplo de elecciones para el mundo. Logramos elegir un presidente, sin una crisis política.
En la construcción democrática de nuestro país, el consenso fue superior al mandato constitucional de las normas vigentes, por causa de Fuerza Mayor. Reivindicando la teoría política de que la Constitución, es un pacto social de las mayorías, con inclusión de las minorías.
El Partido Revolucionario Moderno (PRM), que nace en el año 2015, es el partido que más rápido alcanza el poder, después de una división. Luis Abinader gana las primarias, iniciando un crecimiento sostenido, que fue sorteando la resistencia interna y articulando un proyecto con diferentes sectores del país.
Luis Abinader gana la presidencia con un total de 2,154,840 votos para un 52.52%, con mayoría congresional, municipal y PARLACEN, tiene un mandato claro: Hacer un gobierno del cambio.
El PLD es el partido que más rápido destruye una mayoría electoral, solo necesito nueve meses. Con 1,795,954 votos en sus elecciones primarias abiertas. En las elecciones nacionales obtiene un total de 1,536,993 votos para un 37.46%. Analizados estos números políticamente fue un balance negativo, porque perdió las municipales, congresionales y presidenciales en menos de seis meses.
La Fuerza del Pueblo, que en enero no tenía un candidato presidencial definido, fruto de recursos pendientes ante el Tribunal Constitucional, nominó al Dr. Leonel Fernández en febrero, obteniendo con sus aliados un total de 365,217 votos, para un 8.90%, con apenas seis meses; tiene una representación senatorial de la segunda mayoría. Este partido será muy importante para la gobernabilidad, debido a la severa crisis sanitaria y económica que nos afecta.
Estas elecciones fueron atípicas, complejas e imprescindibles. Los candidatos no pudieron realizar campañas a plenitud, la mayoría fue por redes sociales. Con un estado de Emergencia, desnaturalizado por una competencia inequitativa. En estas elecciones el clientelismo no fue determinante, el gobierno a través de sus programas sociales duplicó el asistencialismo, violando las fechas de los programas de pago, pero no pudo comprar la voluntad popular. El impacto de la nómina pública no determinó una mayoría a favor del partido gobernante.
Por primera vez un partido pierde las elecciones, sin existir una crisis económica en el país. Hoy la principal demanda política, en la sociedad dominicana no es económica, sino de justicia, luchar en contra de la corrupción; por la transparencia y contra la impunidad. Es la internalización del movimiento Marcha Verde en la sociedad dominicana.
La debacle intelectual sobre el análisis de las elecciones fue catastrófico para algunos analistas, incluyendo encuestas. La instrumentalización reduccionista de que los pobres votarían por el PLD y la clase media por el PRM no tiene base de sustentación teórica, es un empirismo sin comprobación. En la República Dominicana no hay partidos clasicistas, ni ideológicos. Los pobres, la clase media y los ricos, salieron a votar el 5 de julio por todos los partidos, pero mayoritariamente por el PRM; la idea del cambio había penetrado la sociedad dominicana con 46% (Gallup 27/01/2020).
La elección del 5 de julio de 2020 tiene una abstención histórica del 40%, pero salió a votar un importante 55.29%, son elecciones legítimas, por ser en tiempo de pandemia.
El sistema político sigue siendo inequitativo, desigual, sin transparencia. Se continúo usando los recursos del Estado, sin régimen de consecuencias, estas falencias se advirtieron durante el proceso. El informe de la OEA dice que no hay fiscalización ni control del gasto.
La nueva agenda política destellará como el arcoíris sus colores, el momento es de concertación para facilitar la gobernabilidad. Duro son los caminos del porvenir, economía devastada y Covid-19 en avanzada. El soberano habló apostó a la institucionalidad y la democracia. Esperamos un buen gobierno.