La trata de personas aparece como un tema importante de la agenda mundial, debiendo ser comprendido y teniendo como telón de fondo el máximo de variantes posibles, viabilizando el análisis particular de las características de las víctimas, los factores que las involucran y los elementos que posibilitan y corroboran para la existencia de ese crimen.
Existen algunas normativas internacionales que intentan combatir la trata de personas por el Mundo, empezando por el Convenio Internacional para la supresión del tráfico de esclavas blancas (1910), hasta finalmente el Protocolo Facultativo a la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional Relativa a la prevención, represión y castigo de la trata de personas, en particular mujeres y niños (2000), en el marco del Convenio contra la Delincuencia Organizada Transnacional (2000).
Esta última normativa internacional nos regala un concepto de lo que se entiende por trata de personas, siendo “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos;”
La intención es que los países ratifiquen este Convenio y adapten esta normativa a sus legislaciones internas. La República Dominicana ha internalizado esta normativa por medio de la Ley no. 137-2003.
La trata de personas aparece como un crimen ventajoso en relación al tráfico de armas y drogas, siendo más difícil demostrar su materialidad, ya que el "objeto" del crimen es la propia víctima. Difiere de lo que ocurre en el tráfico de armas y de drogas, donde las armas y las drogas son los objetos materiales del crimen.
Existen redes de trata de personas que utilizan la coacción física llevar las victimas al exterior o a otra parte del mismo territorio del país donde se encuentran. Por otro lado, otras redes de trata se utilizan de la situación de vulnerabilidad social de sus víctimas, engañándolas de que alcanzarán mejores condiciones de vida en el exterior y amenazándolas a través de la coacción psicológica. Hablando de las víctimas de trata para fines de explotación sexual, investigaciones indican que las redes procedentes de América Latina y África suelen hacer uso en mayor proporción del maltrato psicológico, mientras que en las de Europa del Este predomina el castigo físico.
La gran percepción de los traficantes de personas es la de utilizar la vulnerabilidad de las víctimas, por medio del engaño o de aquellas que buscan mejores condiciones de vida en el exterior. Estas víctimas se someten a colaborar con los traficantes para obtener éxito en su desplazamiento hacia el país de destino, dificultando la verificación de los controles de inmigración de que son víctimas de una red de trata. Al llegar al destino final, muchas de estas víctimas tienen sus documentos incautados y son sometidas a la cárcel privado hasta que paguen sus deudas.
Muchas veces, sumados al maltrato psíquico, a las amenazas constantes y a la coacción, se unen las condiciones penosas en las que se ven obligadas a vivir y trabajar muchas de las víctimas. En muchos casos, la única relación con el exterior es la mantenida con clientes.
Incluso en el caso de las víctimas que son llevadas a través de coacción al país de destino, las redes de trata actúan por medio de amenazas personales y familiares, obligándolas a omitir la situación de trata, dificultando el trabajo de las autoridades que identifican esas personas como inmigrantes, sean regulares o irregulares (cuando presentan o no las condiciones administrativas para permanecer en aquel país), cuando, en realidad, se trata de víctimas de trata de personas.
Otro aspecto relevante en las situaciones de trata de personas es la de la circulación constante de esas víctimas, sea para aquellas que trabajan en espacios abiertos, como en las calles, como para aquellas que trabajan en espacios cerrados (los "clubs de alterne" o en los apartamentos). El constante desplazamiento impide que las víctimas creen una relación de afinidad con los propios clientes y estos, como ya se ha evidenciado en algunos casos, denuncien la situación de explotación o hasta acaben ayudando a la víctima a escapar.
Es importante conocer estas características de las redes de trata de personas para mejor combatirlas, identificar las víctimas y principalmente atenderlas.