Entre los aficionados a las consolas de videojuegos, causó furor en 2018 la salida a la venta de “Red Dead Redemption 2”, el juego ambientado en el viejo oeste de 1899 que trata de las peripecias que atraviesan Arthur Morgan y su banda al ser perseguidos por las autoridades estadounidenses.

Sumergirse en el gigantesco mundo de misiones complementarias, y de un modo historia que consta de 40 horas de juego, es sencillamente fascinante.  Conviene tener la mirada aguzada y un buen plan estratégico en cada momento para salir victorioso a cada uno de los desafíos que plantea esta obra de arte de los videojuegos.

Mientras disfrutaba de Red Dead Redemption 2, y me divertía conociendo un poco sobre la historia de Estados Unidos de finales del siglo antepasado, pensaba en cuál sería el impacto sobre las generaciones futuras, si en nuestro país cambiamos totalmente el modo de enseñanza sustituyendo la vetusta pareja de la tiza y la pizarra por el trío encantador de consola, pantalla y control.

Al destino de la prosperidad solo se llega por la autopista de la educación

Los números parecen apoyar la idea de que los videojuegos potencializan el aprendizaje de los seres humanos.  Según un estudio publicado recientemente en la revista Nature sobre su impacto en el cerebro, los juegos activan el sistema límbico mejorando la memoria y la lógica, estimulan la planificación y la toma de decisiones.

En España ya varios colegios empiezan a utilizar juegos como el mítico Súper Mario Bros para enseñar a los niños de sexto de primaria a desarrollar trabajos de forma individual.  Otro clásico, The Legend of Zelda ejercita nuestra capacidad de análisis y de pensamiento planteando todo tipo de rompecabezas si queremos llegar al final.

Con la famosa saga Assassins Creed tenemos la oportunidad de conocer sobre mitología e historia, además de adentrarnos en las formas de vida y las culturas más antiguas.  Call of Duty, además de desarrollar las habilidades espacio visuales, también mejora el pensamiento rápido y los reflejos.  Los juegos en primera persona, como COD, son útiles para profesiones como ingeniería y arquitectura.

En Europa cada vez más los videojuegos son utilizados como una herramienta básica para el aprendizaje de habilidades concretas como las matemáticas o los idiomas y hasta para concienciar acerca de los perjuicios del bullying.

Luego del avance significativo alcanzado en educación con la aplicación del 4% del PIB, con la tanda extendida, las estancias infantiles entre otras medidas que han asegurado la cobertura escolar, toca ahora dar el próximo paso en la calidad de la enseñanza y la mejora del aprendizaje de nuestros estudiantes.  Esto lo podemos lograr incentivando la innovación con herramientas como los videojuegos.

Apostar porque en el futuro cada estudiante en vez de un cuaderno tenga una tableta y en lugar de libros de texto aprenda con apps orientadas no solamente a memorizar conceptos, sino esencialmente a desarrollar habilidades, es la mejor manera de impulsar el desarrollo del país y, quien sabe, si hasta podríamos convertirnos en la primera potencia del conocimiento de la región.

Al destino de la prosperidad solo se llega por la autopista de la educación subidos en el vehículo autónomo de la innovación, guiados por Google Maps.