Para el gobierno la deuda pública es totalmente manejable. Para la oposición y para muchos economistas de bandos políticos diferentes, la deuda nos acerca a un precipicio.

¿Cuánta verdad hay en estas manifestaciones?

El gobierno apuesta a que los ingresos de turismo, zona franca y remesas sigan aumentando y le ruega a Dios que no haya una catástrofe ambiental como la de un huracán destructivo, parecido a María, pero con nombre diferente.

Si es así, podemos endeudarnos un poco más, como por ejemplo, alcanzar el 60% del PIB.

Al ritmo en que se endeuda el país y por el déficit creciente, tanto del SPNF (gobierno central) como el consolidado (incluye deuda del Banco Central), estaremos alcanzando ese 60% a finales del 2020.

Obviamente, suponemos que no habrá reforma fiscal hasta ese año, precisamente crítico, porque hay elecciones generales.

¿Qué pasará después de ahí?

Si continúa gobernando el PLD, habrá en el primer año de un nuevo periodo presidencial, o sea el 2021, una reforma fiscal llueva, truene o ventee.

De no hacerlo, al segundo año de ese mandato la deuda estará rondando el 65% del PIB y todo se ira al carajo.

Entonces apostamos a que la reforma fiscal va en el próximo gobierno.

Sin embargo, como será nuevamente una reforma mediatizada y los gastos del gobierno seguirán subiendo, dos años después del ajuste, todo habrá terminado y la presión fiscal bajará al mismo nivel antes de la reforma.

Eso implica que la deuda continuará aumentando y el déficit también.

Una vez los recursos vuelvan a escasear nos meteremos en mas deudas y entonces llegaremos a un 65% del PIB en el 2024 y un déficit consolidado sobre el 5% del PIB.

Para ese entonces, estaremos inmerso en un fuerte programa de ajuste macroeconómico, liderado por el FMI, donde el hacha cortara muchas cabezas.

¿Qué haría la oposición si gana las elecciones de mayo 2020? Exactamente lo mismo. Con la agravante que le tocará recoger la basura dejada por el actual gobierno. Así lo peledeístas vuelven a salirse con la suya y la oposición comienza su mandato cargado de problemas. 

¿Pero cuan diferente seria esa reforma a la del PLD?

No muy diferente porque el gasto seguirá aumentando para darle cabida en el nuevo gobierno a los compañeros de la base. Tampoco habrá cancelaciones masivas porque estarán diseminadas y muy limitadas. El neto seria positivo.

La gran diferencia podría estar en el adecentamiento del Gobierno. Reducir la corrupción significaría alrededor de un 2% del PIB y eso no lo hará jamás el PLD, pero si podría hacerlo un nuevo gobierno. 

Igualmente, impulsaría muchas reformas institucionales que han estado en discusión hace años y que no se concretan por intereses políticos.

Estas dos cosas harían la gran diferencia porque el problema no solo esta en buscar mas recursos sino en administrar bien el que se tiene.

Por esa razón, las reformas fiscales son una desgracia en este país. Quitarles dinero a los contribuyentes o eliminar exenciones a las fuentes que nos alimentan para gastarlo empleando mas gente en el gobierno, robando cada vez más y permitiendo que muchos funcionarios vivan las mil y una noche a costa del erario, es una verdadera tragedia. Y eso es lo que ha sucedido desde hace mucho tiempo.

En conclusión, todos tienen su verdad, pero solo algunos comprenden la raíz del problema. No se trata solo de hacer una reforma fiscal o bajar la relación deuda/PIB momentáneamente, se trata de reformar el rancio Estado Dominicano, donde la impunidad es la ley.