Los planteamientos sobre la ebullición y concretización de una idea, se basan en teorías que fundamentalmente tratan de profundizar en el origen de la inspiración. Pero la práctica, empero, nos lleva a otro tipo de conceptos y aseveraciones.

Decenas de hacedores de arte, en todas sus manifestaciones, configuran sus obras en el dolor como fuente. Sin embargo existen otras forma de analizar, recrear o desmenuzar el resultante de una pieza de orquesta o un artesano, camino que puede encontrar numerosas bifurcaciones.
Uno de los más ilusorios análisis se plantea con los arquetipos, un estupendo paralelismo que ejerce sus mayores ejemplos en personajes del cine y los comics, reforzando el contexto de la producción visual, además del universo simbólico como proposición artística-cultural. Siendo la “víctima y el héroe” una de las relaciones más reconocidas bajo estos estudios.
La importancia de este vínculo se genera por presentar una narrativa insoluble, donde la fuerza y debilidad se empeñan en conseguir la atención y el reconocimiento, siendo estos los mismos aspectos esenciales que se dan en la búsqueda de un discurso plástico-visual. Detrás de lo sublime, atractivo, de la gracia o belleza, existe un alto grado de sombras que son las que recrean la estructura de forma y fondo.
Lo injusto puede transitar con libertad hasta volverse trascendental, sugerir la exploración y originar inquietudes que despierten nuevos modelos de vanguardia. Así como el luto puede dar brillo a la tropicalidad.