Desde hace varios meses he estado insistiendo en la necesidad de que el país abra nuevas áreas para el desarrollo turístico. Específicamente he planteado que se liberen las costas del Parque Nacional Del Este y Bahía De Las Aguilas, elaborando un reglamento de uso y conservación de las áreas protegidas, para brindar una nueva oferta turística, una combinación de turismo de diversión con investigación científica y ecoturismo.

Cuba está recibiendo cerca de un 50% del turismo que nosotros recibimos, y con su apertura se producirá flujo masivo de visitantes hacia esa isla, principalmente de turistas estadounidenses, en desmedro de todo el Caribe, tal como lo menciona en su artículo del Financial Times el experto en negocios Steve Johnson.

Aunque Cuba no posee la infraestructura que nosotros poseemos, es decir, autopistas, aeropuertos, hoteles, etc., son cosas materiales que se adquieren o construyen en pocos años con la disponibilidad de recursos que tiene el mundo y que estaría dispuesto a invertir con una adecuada ley de incentivo a este tipo de inversión. Sin embargo, tienen a su favor un nivel de educación muy superior al nuestro, cosa que no se adquiere o construye en tan corto plazo. Tal vez en 10 años logremos estar más cerca de Cuba en este renglón si continuamos invirtiendo bien los recursos del 4% del PIB en educación.

Lo que he propuesto, e insisto, es en crear un sistema de co-manejo de las áreas protegidas, específicamente Bahía de las Águilas y Parque Nacional del Este, para permitir el desarrollo turístico de las costas protegiendo el parque y recursos naturales. En el caso de Bahía de las Águilas se tomaría mucho más tiempo por el tema legal que tienen los títulos emitidos, pero con el Parque Nacional del Este podría comenzarse inmediatamente, ya que sólo son 25 parcelas, todos del sector privado con sus títulos obtenidos legalmente, y de esas 25 parcelas sólo 13 son las que poseen costa, tanto del lado de Bayahibe como del lado de Boca de Yuma, es decir, las que tendrían vocación turística.

Proponemos que se constituya un Patronato entre los propietarios privados, el Ministerio de Medio Ambiente,  el Ministerio de Turismo y las municipalidades ( Bayahibe y Boca de Yuma ), y se le otorgue el co-manejo del mismo, con poderes para establecer una zonificación de las áreas de playa y de visitas que asegure la protección y conservación de la flora y fauna.

Mediante un plan de manejo bien estructurado, pretendemos que se permita el desarrollo de las costas. Tal como se planteó hace varios años, dejando un kilómetro desde la pleamar hacia el interior del parque.

Inmediatamente esto suceda, los terrenos que poseen costas tendrían una plusvalía, de las cuales el sector privado estaría en disposición de aportar una proporción para la construcción de una carretera que bordee el parque, construir senderos hacia las cuevas, manantiales y áreas de observación de aves y reptiles, acondicionamiento de dichas cuevas para observación y estudios de pictografías y enterramientos indígenas. Inclusive, tal vez podría hasta pagarse a los propietarios privados que queden dentro del parque, ya que el Estado no ha pagado ninguno de los terrenos expropiados desde el año 1975 mediante el Decreto No. 722, y así se eliminaría un pasivo importante que tiene el Estado. En adición a esto, las poblaciones de Bayahibe y Boca de Yuma tendrían un crecimiento  cualitativo que les ayudaría a mejorar sus condiciones de vida. Se mejoraría la calidad de la educación y se crearían escuelas vocacionales y de idiomas.

Algunas playas podrían ser  de uso libre para el desarrollo de hoteles y otras tendrían ciertas restricciones, asegurando construcciones con materiales compatibles al medio ambiente y baja densidad.

Esta propuesta atraería un turismo diverso, no sólo el de sol y playa, sino un turismo científico y cultural. Estudiosos de dichas áreas que pudieran venir a observar las diferentes especies y profundizar sus conocimientos sobre las costumbres y forma de vida de los aborígenes.

En resumen, el país presentaría un turismo diferente, una propuesta que pocos países estarían en disposición de presentar.  Es una ventaja comparativa que debemos aprovechar e irnos delante, y que contribuiría significativamente a la meta de los 10 millones de turistas en el corto plazo.