Mediante la apercepción, enfocamos nuestra mente en un solo estímulo que estemos percibiendo, es una percepción más minuciosa o concentrada.

Con la simple percepción tomamos conciencia de alguna realidad, que puede ser externa o interna. Tenemos algunos sistemas que filtran, para que los millones de informaciones que llegan a nuestro cerebro no nos abrumen, además nuestro sistema límbico nos incentiva a priorizar las informaciones en las que nos enfocaremos, de acuerdo a las emociones que nos provoquen.

Para desarrollar la apercepción tenemos que ejercitar nuestra capacidad de concentración. Podemos y debemos manejar el enfoque de nuestra conciencia porque eso repercutirá en todos los niveles de nuestra existencia. La apercepción se relaciona con la memoria, el aprendizaje y la empatía. Se vincula de forma estrecha a nuestras emociones, por eso nuestra capacidad cognitiva, dependerá del tipo de emociones que tengamos. Algunos estados alterados de conciencia, pueden llevarnos a manifestaciones de nuestros procesos mentales que talvez desconozcamos.

Se ha utilizado la terapia de los sentidos, como un mecanismo de restablecer nuestro equilibrio interno. Por ejemplo, podemos utilizar la cromoterapia, musicoterapia, aromaterapia, terapia gustativa o la talasoterapia. Esto de manera especial se ha recomendado para aliviar el estrés. Una estancia en la playa es muy relajante y realmente aunque no lo pensemos, estimulamos nuestros cinco sentidos. Vemos los colores de la playa, escuchamos el sonido de las olas, sentimos el olor del mar, la arena en nuestros pies, la caricia del agua en nuestra piel y el sabor del agua salada. Una persona que quizás haya pasado toda una semana frente a una computadora, tendría la ocasión de recibir estímulos muy diferentes y en mayor diversidad. El buceo, incluso permite desligarse un poco de la fuerza de la gravedad.

Algunos ejercicios simples nos ayudan a desarrollar nuestra apercepción.

La vida humana es principalmente visual. Hasta cuando te despides dices: “nos vemos”, “see you”, “au revoir”, “arriverderci”. Tienes dos tipos de visión: una central que tiene que ver con la agudeza visual y otra periférica o panorámica, que evalúa tu entorno y es sensible a los movimientos. Normalmente sólo prestamos atención a lo que enfocamos en nuestra inquieta visión central. Procura hacer ejercicios enfocando tu vista en un punto fijo. Al mismo tiempo, toma conciencia de tu percepción visual periférica que funciona en cierta forma parecido a tu inconsciente.

Para el nivel auditivo, cierra tus ojos y presta especial atención a todo lo que puedas escuchar e incluso a ruidos muy distantes. Seguramente te sorprenderá descubrir cuantos sonidos tienden a haber a tu alrededor y normalmente no lo sabes.

También con los ojos cerrados puedes intentar percibir todas las impresiones corporales que puedas tener en un momento dado: el contacto con tu ropa, la temperatura, el asiento donde te apoyas, tus movimientos respiratorios, la sensación de la posición en que te encuentras, los latidos de tu corazón, incluso puedes intentar sentir tu circulación sanguínea.

En tus primeros años investigabas mucho el olor y el sabor de las cosas, ahora sabemos que no podemos llevarnos todo a la boca y olfatear se considera poco educado, pero debemos seguir descubriendo olores y sabores.

Un poco más complejo es enfocar tu pensamiento en alguna idea, puede ser un mantra o tu palabra sagrada preferida, una imagen, una pantalla en blanco, una secuencia o proceso, etc. Claves: no desesperarte, ni irritarte contigo si te resulta difícil. Lamentablemente más del 95% de las personas no lo harán, aun si están de acuerdo con su conveniencia. Lo importante no es hacerlo bien, sino hacerlo. Debes tener muy claro que tu mente es tu mejor instrumento.

En lugar de explicarte el gran valor de estos ejercicios, es preferible que lo descubras tú mientras los haces. Aunque puedas desenvolverte de forma incluso muy productiva con el 10% de tus capacidades, no debieras limitar tu desarrollo.

Otra área a ejercitar: cuando alguien te hable, trata de enfocarle con todos tus niveles de percepción al mismo tiempo. Siente lo que sienta. Piensa lo que piense. Los humanos necesitamos pasar urgentemente a otro nivel de comunicación.

Un último ejercicio, con espejo o sin espejo, mírate detenidamente. Percíbete como si fueras otra persona, como si estuvieras fuera de ti e incluso háblale a Dios de ti como si hablaras de una tercera persona. Hay muchas realidades frente a ti que todavía no has descubierto. Lo más valioso y excitante que hay en nuestro planeta, está en tu interior. Cuando logres despertar, podrás ver aunque cierres tus ojos.