Recientemente se celebró en nuestro país un Seminario de especialistas que tuvo como tema, Antropología isleña auspiciado por la Escuela de Antropología de la Universidad de Florida y que contó con profesores de otras universidades norteamericanas, de Haití y de nuestro país durante tres días en la Biblioteca Nacional, abordaron distintos tópicos.
Más de 7 paneles fueron organizados para debatir el tema desde distintas ópticas, para abordar la visión de cómo se ha abordado desde esta ciencia, y su dinámica de investigación, los enfoques y perspectivas de la antropología como compromiso social o si se ha contaminado con los procesos sociohistóricos y culturales de los países que comparten la isla, además, cómo también la antropología se ha visto impactada por tan enmarañada historia.
Desde la historia de la llegada de la antropología a la isla, cómo la asumieron sus intelectuales, sus universidades, los temas de su preferencia y sus sujetos de investigación, el primer panel introdujo el dialogo. Desde el mundo intelectual, las ópticas de construcción de ambas escuelas, difieren del núcleo fundacional de las dos antropología, puesto que en Haití se trabajó aparte, los pensadores fundacionales como Jean Prince Mars, influenciada esta por la corriente de la negritud, y por la otra parte, la dominicana se concentró hacia temas de la cultura, el folklore, la antropología social, tal vez influenciada por la Escuela de México enarbolada por el fundador de la carrera Dr. Luciano Castillo que allí había estudiado y June Rosenberg, que venía de la escuela norteamericana.
Creo que la inestabilidad política haitiana ha ahuyentado este tipo de investigaciones siendo las dos repúblicas reservorios culturales, aunque las universidades, privadas y estatales, tampoco especializan fondos para estas investigaciones
El tema de los pensadores dominicanos fue y ha sido materia de los sociólogos, politólogos lingüistas, historiadores y demás intelectuales, esto de por sí lo envolvió en la maraña final del antihaitianismo, el racismo y el prejuicio racial. No obstante, coinciden en la búsqueda del tema identitario, es decir que al final nos juntamos en una misma preocupación.
A pesar del impacto negativo causado por el deterioro medio ambiental en la República de Haití y en nuestro, independientemente de las dificultades generada por el cambio climático, ni una ni la otra Escuelas antropológicas lo han centrado como prioridad de ellas. En nuestro país se hacen esfuerzos en esta especialidad de la antropología por los efectos negativos que causan los fenómenos naturales en las formas de vida de las poblaciones de alto riesgo, siendo igualmente uno de los temas de los paneles.
La migración no quedó fuera del temario y se abordó como parte de la agenda regional y de los dos países. El desequilibrio innegable que produce la desproporcionada migración haitiana, los negocios y beneficios que les deja a los grupos relacionados con este ilegal negocio, hacen pensar que el tema también involucra los aspectos culturales y de relaciones interétnicas, esta vez comentados por expertos, tanto nacionales como de Haití y los Estados Unidos, precisamente por su dimensión universal como su sujeto social emergente.
El patrimonio cultural, es un reto de gobiernos, gestores culturales, portadores y el propio Ministerio de Cultura, quizás más de moda que de convicción, pero es obvio que los lineamientos trazados por la UNESCO, crea una conciencia entre portadores, sociedad civil, gobiernos y diferentes sectores sociales, que tiene sus ventajas. Tengo la impresión, que el centro de estudio se ha focalizado hacia monumentos y sitios históricos, los patrimonios naturales, inmateriales, arqueológicos y vivientes, tienen menos interés por parte de las instituciones estatales.
Fuera de las instituciones estatales, en Haití y aquí poco se avanza por los costos de sus investigaciones. La arqueología hace tiempo ha disminuido su activismo, como las investigaciones de expresiones culturales en las comunidades, se ha reducido. Creo que la inestabilidad política haitiana ha ahuyentado este tipo de investigaciones siendo las dos repúblicas reservorios culturales, aunque las universidades, privadas y estatales, tampoco especializan fondos para estas investigaciones.
Obviamente que el seminario también abordó los retos de investigación y las áreas formativas que deben ser reforzadas para lograr las competencias profesionales necesarias. Este tema junto al último de la jornada dedicado al futuro y los compromisos y agenda de trabajo de esta antropología isleñas, replantea la necesidad de reorientar los objetivos que tradicionalmente han copado el interés de estas dos escuelas de antropología porque a la larga, los tiempos y los sujetos culturales han cambiado, en todo caso, ni la migración, ni la racismo, ni los prejuicios históricos y culturales, ni los fantasmas que sostienen sus imaginarios, pueden quedar fuera de esta nueva agenda que involucra a ambos pueblos y a ambas antropologías, de ahí la importancia de este encuentro y a la Universidad de la Florida por su iniciativa. El diálogo cultural y académico siempre será más elocuente que la confrontación.