EL ANTISEMITISMO va en aumento. En toda Europa se está levantando su cabeza horrible. Los judíos corren peligro en todas partes. Tienen que darse prisa y volver a casa, a Israel, antes de que sea demasiado tarde.

¿Cierto? ¿Falso?

Tonterías.

PRÁCTICAMENTE, NINGUNO de los incidentes alarmantes que han tenido lugar recientemente en Europa, en particular los de París y Copenhague, en el que fueron asesinados o atacados judíos, tuvo que ver con el antisemitismo.

Todos estos atropellos fueron realizados por jóvenes musulmanes, en su mayoría de ascendencia árabe. Ellos formaban parte de la guerra en curso entre israelíes y árabes que no tiene nada que ver con el antisemitismo. No son descendientes del pogromo de Kishinev ni están relacionados con los Protocolos de los Sabios de Sión.

En teoría, el antisemitismo árabe es un contrasentido, puesto que los árabes son semitas. De hecho, los árabes puede que sean más semitas que los judíos, porque los judíos se han mezclado durante muchos siglos con gentiles, personas de otras comunidades que profesan otras religiones.

Pero, por supuesto, el publicista alemán Wilhelm Marr, quien probablemente inventó el término “Antisemitismus”, en 1880 (después de inventar el término “Semitismus” siete años antes) nunca conoció a un árabe en su vida. Para él, los únicos semitas eran judíos, y su cruzada era únicamente contra ellos.

(Adolfo Hitler, que tomó en serio su racismo, la aplicó a todos los semitas. Tampoco podía soportar a los árabes. Contrariamente a la leyenda, no le gustaba el Gran Mufti de Jerusalén, Haj Amin al-Husseini, que había huido a Alemania. Después de reunirse con él una vez para una foto oportunista organizada por la maquinaria de propaganda nazi, nunca estuvo de acuerdo en volver a reunirse con él.)

¿ENTONCES, POR QUÉ los jóvenes musulmanes en Europa les dispararon a los judíos, después de matar a los dibujantes que habían insultado al Profeta?

Los expertos dicen que la razón fundamental es su profundo odio hacia los países de acogida, en el que sienten (con razón) que son despreciados, humillados y discriminados. En países como Francia, Bélgica, Dinamarca y muchos otros, su rabia violenta necesita una vía de salida.

¿Pero por qué los judíos?

Hay al menos dos razones principales:

La primera es local. Los musulmanes franceses son en su mayoría inmigrantes del norte de África. Durante la desesperada lucha por la independencia de Argelia, casi todos los judíos de Argelia se alinearon con el régimen colonialista contra los luchadores locales por la libertad. Cuando todos los judíos y muchos árabes emigraron desde Argelia a Francia, trasladaron esa pelea con ellos. Desde entonces viven lado a lado en los guetos abarrotados en los alrededores de París y otros lugares; su odio mutuo pervive y a menudo conduce a la violencia.

La segunda razón es el conflicto árabe-sionista en curso, que se inició con la inmigración masiva de judíos a la Palestina árabe, continuó con una larga lista de guerras, y ahora está en plena floración. Prácticamente, todos los árabes en el mundo y la mayoría de los musulmanes están involucrados emocionalmente en el conflicto.

Pero, ¿qué tienen que ver los judíos franceses con ese conflicto lejano? Todo.

Cuando Benjamín Netanyahu no pierde la oportunidad de declarar que él representa a todos los judíos del mundo, hace a todos los judíos del mundo responsables de las políticas y acciones de Israel.

Cuando las instituciones judías de Francia, Estados Unidos y en todas partes de manera total y sin sentido crítico se identifican con las políticas y acciones de Israel, como la reciente guerra de Gaza, se convierten voluntariamente en posibles víctimas de actos de venganza. La dirigencia judía francesa, CRIF, acaba de hacerlo.

Ninguna de estas razones tiene que ver con el antisemitismo.

EL ANTISEMITISMO es una parte integral de la cultura europea. Se han propuesto muchas teorías para explicar este fenómeno totalmente ilógico, que limita con una enfermedad mental, colectiva.

Mi propia teoría, y mi favorita, es religiosa. En toda Europa, y ahora también en las Américas, los niños cristianos en sus años de formación escuchan las historias del Nuevo Testamento. Aprenden que una turba judía gritaba y pedía la sangre de Jesús, el predicador amable y suave, mientras el prefecto romano, Poncio Pilatos, estaba tratando desesperadamente de salvarle la vida. El romano es representado como una persona simpática, humana, mientras que los judíos son vistos como una chusma vil y despreciable.

Esta historia no puede ser cierta. Los gobernantes romanos de todo el Imperio solían crucificar a los posibles alborotadores. El comportamiento de las autoridades judías en esta historia no se ajusta a la ley judía. Pero la historia del Nuevo Testamento, escrito mucho después de la muerte de Jesús (cuyo verdadero nombre era hebreo, Jeshua), estaba dirigida al público romano, los cristianos que estaban tratando de convertir, en una intensa competencia con los misioneros judíos.

Además, los primeros cristianos eran una pequeña secta, perseguidos en la Jerusalén judía, y su rencor vive hasta hoy.

La imagen de los judíos malos pidiendo a gritos la muerte de Jesús queda impresa inconscientemente en la mente de los cristianos y ha inspirado el odio a los judíos en cada nueva generación. Los resultados han sido las masacres, las expulsiones masivas, la inquisición, la persecución en todas sus formas, los pogromos, y, finalmente, el Holocausto.

NUNCA SE ha producido nada como esto en la historia musulmana.

El Profeta sostuvo algunas pequeñas guerras con las tribus judías vecinas, pero el Corán contiene instrucciones estrictas sobre cómo tratar con judíos y cristianos, la Gente del Libro. Ellos tenían que ser tratados de manera justa y estaban exentos del servicio militar a cambio de un impuesto. A lo largo de los siglos hubo algunos raros brotes antijudíos (y anticristianos), por aquí y por allá, pero a los judíos en tierras musulmanas les fue incomparablemente mejor que en las cristianas.

Si esto no hubiera sido así, no habría habido ninguna “Edad de Oro” de la simbiosis cultural de musulmanes y judíos en la España medieval. Hubiera sido imposible que el Imperio Otomano aceptara y absorbiera casi todos los cientos de miles de refugiados judíos de la España medieval, expulsados por los Reyes Católicos, Fernando e Isabel. El destacado pensador religioso judío, Moisés Maimónides (el “Rambam”) no podría haberse convertido en el médico personal y consejero del excepcional sultán musulmán Salah-al-Din al-Ayubi (Saladino).

El conflicto actual comenzó como un enfrentamiento entre dos movimientos nacionales, el sionismo judío el nacionalismo árabe secular, y solo tenía connotaciones religiosas leves. Cuando mis amigos y yo hemos advertido muchas veces, ahora se está convirtiendo en un conflicto religioso, una calamidad con consecuencias potencialmente graves.

Pero que no tiene nada que ver con el antisemitismo.

ENTONCES ¿POR qué toda la maquinaria de propaganda israelí, incluyendo a todos los medios de comunicación israelíes, insisten en que Europa está experimentando un aumento catastrófico del antisemitismo? Pues con el fin de hacer un llamamiento a los judíos europeos par que vengan a Israel (en la terminología sionista, “hacer Aliá”).

Para un creyente sionista verdadero, la llegada de cada judío a Israel es una victoria ideológica.

No importa que una vez en Israel, los nuevos inmigrantes ‒especialmente, los de países como Etiopía y Ucrania‒ sean desatendidos. Como he citado con frecuencia: “A los israelíes les gusta la inmigración, pero no les gustan los inmigrantes”.

A raíz de los recientes acontecimientos en París y Copenhague, Benjamín Netanyahu ha pedido públicamente a los judíos franceses y daneses hacer las maletas y venir rápidamente a Israel, por su propia seguridad. Los primeros ministros de ambos países han protestado airadamente contra estos llamados, que insinúan que ellos no pueden o no quieren proteger a sus propios ciudadanos. Supongo que a ningún líder le gusta que un político extranjero pida a sus ciudadanos salir del país.

Hay algo grotesco en esta convocatoria: como comentó el difunto profesor Yeshayahu Leibowitz, Israel es el único lugar en el mundo donde las vidas judías están en peligro constante. Con una guerra cada pocos años e incidentes violentos casi todos los días, tenía su razón.

Pero a raíz de los dramáticos acontecimientos, muchos judíos “franceses” ‒originarios de África del Norte‒ pudieran ser inducidos a abandonar Francia. Es posible que no todos vengan a Israel. EE.UU., el Canadá francés y Australia ofrecen alternativas tentadoras.

Hay muchas buenas razones para que un judío no venga a Israel: un clima templado, la lengua hebrea, vivir entre los compañeros de judíos, y cualquier otra cosa. Pero huir de los antisemitas no es una de ellas.

¿EXISTE UN verdadero antisemitismo en Europa? Supongo que sí lo hay.

En muchos países europeos hay grupos súper nacionalistas, viejos y nuevos, que tratan de atraer a las masas por el odio al “otro”. Los judíos son los “otros” por excelencia (junto con los gitanos / romaníes): un grupo étnico-religioso disperso en muchos países, que pertenece y no pertenece a sus países de acogida, con creencias y rituales extraños ‒y por lo tanto, siniestros. Todos los movimientos nacionalistas europeos que surgieron en los siglos XIX y XX fueron más o menos antisemitas.

Los judíos siempre han sido, y siguen siendo, el chivo expiatorio ideal para los pobres de Europa. Fue el socialista alemán (no judío) August Bebel quien dijo que el antisemitismo es el socialismo de los tipos estúpidos”

Con depresiones económicas frecuentes y una brecha cada vez mayor entre los pobres locales y los súper-ricos de las multinacionales, la necesidad de chivos expiatorios va en aumento. Pero yo no creo que estos grupos marginales, aun cuando algunos de ellos ya no sean tan marginales, constituyan una verdadera oleada antisemita.

Sea como fuere, los ultrajes de París y Copenhague no tienen nada que ver con el antisemitismo.