I.- La crítica a la Junta Central Electoral
1.- La actividad política se eleva cuando las ideas con relación a las posiciones de los adversarios se expresan con altura, elegancia y certeza, como de la misma forma se reduce el político que para combatir a su antagonista recurre a los insultos, a los calificativos agraviantes e insolentes.
2.- La Junta Central Electoral, cometió la falta de mantener la convocatoria a las elecciones municipales del día domingo 16 del mes de febrero y año en curso, cuando ya había sido advertida de los inconvenientes en la ejecución del voto automatizado. Lo que procedía era suspender el proceso comicial, explicar lo ocurrido y fijar una nueva fecha, además de ordenar una seria investigación. La culpa de la Junta merecía y merece una crítica hecha con firmes argumentos, pero jamás caer en ataques personales a sus miembros.
II.- Inaceptable presencia de la OEA
3.- Nos empequeñece como país libre e independiente recurrir a la asistencia de la OEA, para que metas sus narices por lo ocurrido con respecto a lo que generó las dificultades en los equipos destinados a la implementación del voto automatizado. Mengua nuestra vocación democrática; desdice de la historia de apego a la soberanía plena por la que históricamente hemos luchado. El 26 del mes de noviembre pasado, cuando se le comunicó al país la presencia aquí de la OEA, en las elecciones del febrero y mayo, escribí:
a.- No comparto la opinión de quienes consideran como buena la asistencia de la Organización de Estados Americanos, para observar los comicios a efectuarse en nuestro país en febrero y mayo del próximo año 2020. En lugar de fortalecer la limpieza de cualquier actividad, la OEA, lo que hace es mancharla, emporcarla y de cualquier forma deshonrarla. En pocas palabras, la OEA es una cosa que existe para menospreciar todo lo que maliciosamente trata, y, b.-) Si hay un país que debe ver como sospechoso cualquier acto donde esté presente la OEA, es la República Dominicana, porque ese instrumento al servicio del imperio, en distintas ocasiones ha servido para lesionarnos, golpearnos en lo más profundo de nuestros sentimientos democráticos. Allí donde se habla de la OEA, cualquier latinoamericano o caribeño, sin importar criterio ideológico, debe sentir repugnancia, asco, a la vez que absoluto hastío.
III.- Debemos aplaudir el proceder de nuestros jóvenes
4.- La juventud como segmento de la sociedad humana, posee características muy propias que las distinguen de los demás grupos sociales presentes en todo ordenamiento social. En el comportamiento del joven se destaca su gran dinamismo, dentro de la coyuntura social y política en la cual desarrolla sus actividades. En los momentos en los cuales se llevan a cabo grandes batallas entre lo nuevo y lo viejo, la juventud se manifiesta con actitudes comunes, posiciones idénticas ante fenómenos de igual origen que la ubican abrazando el progreso social y libertario.
5.- Tiene importancia la incidencia de la juventud en la lucha política y social porque los rasgos que la caracterizan, como son su dinamismo, su percepción de lo nuevo y la importancia que asume en el desarrollo social, mueven hacia ella la atención de los grupos sociales fundamentales. Por su esencia, se manifiesta casi en forma unitaria, en sentido condenatorio contra las injusticias, contra el despotismo, a la vez que expresa con franqueza su apego a la lucha por la libertad demostrando entusiasmo y disposición al sacrificio.
6.- La juventud comprende con facilidad el rol que está llamada a jugar en cada sociedad. Ella es la expresión del futuro, porque el futuro es su mundo y de la lucha que libre en el presente va a depender cómo han de vivir las futuras generaciones, con un mañana de paz, alegría, felicidad y progreso social o, por el contrario, de guerra, tristeza, angustia y atraso.
7.- Corresponde a los jóvenes impulsar cambios para democratizar la vida institucional, para poner la cultura, la ciencia, las artes, la educación, la salud al alcance de los que en cada país son los más, en fin, la juventud tiene que estar a la vanguardia para situar al ser humano como objetivo del desarrollo de la sociedad a la vez que como supremo valor social.
8.- La juventud dominicana de hoy es la llamada a servir de motivación, demostrando ella que no está dispuesta a aceptar como buenos hechos que deben llamar a profunda reflexión y rechazo a todo hombre o mujer preocupada por el futuro de su país, ante lo que a diario estamos viendo que es el agrietamiento de la sociedad dominicana, que se está tragando a lo mejor del país.
9.- Los jóvenes quieren que la existencia de derechos y libertades no dependa de que estén estampadas en una Constitución, sino de que formen parte del modo de gobernar, de ejercer para dirigir políticamente la sociedad, lo que se traduce diciendo que depende no del instrumento normativo del Estado, sino del régimen político existente, porque los derechos humanos y las libertades públicas consagradas en la Constitución carecen de vitalidad, resultan infuncionales, si su efectividad depende de la voluntad política de quien controla el poder estatal.
10.- Debemos aplaudir, bien ponderar y de cualquier forma celebrar la presencia de un amplio sector de nuestra juventud, en distintos lugares del país expresando su sentir; mostrando indignación; formulando críticas, y mediante consignas recogiendo lo que demanda lo mejor de la sociedad dominicana, a los fines de que funcionen las instituciones, para hacer más ágil, nítida y dinámica la lucha democrática.