Una jueza de la Suprema Corte de Justicia británica debe decidir si otorga la autorización a un hospital para realizar una transfusión de sangre que puede salvar la vida de un menor de edad contra la voluntad de unos padres reacios a aceptar el procedimiento por ser contrario a las creencias de los Testigos de Jehová.
Esa es la sinopsis de la película El veredicto (The Children Act, 2018), dirigida por Richard Eyre, protagonizada por la actriz Emma Thompson y escrita por Ian McEwan basada en su propia novela titulada La Ley del menor.
El film nos cuenta las complejidades de las situaciones morales, la irreductibilidad del derecho a la ética, el conflicto entre la razón y las actitudes fundamentalistas, así como la ambigüedades que caracterizan a las decisiones humanas.
Más allá de cualquier postura a priori que podamos tener sobre el problema central de la película, El veredicto nos incentiva a pensar, a no dar por dado o resueltas las situaciones que exigen de nosotros un esfuerzo interpretativo, el desafío de replantearnos los problemas y preguntarnos a nosotros mismos si nuestras creencias no estarán equivocadas.
El veredicto merece verse aprovechando la pausa del periodo navideño. Pero es una obra para cualquier momento y en especial, se trata de esas películas que pueden integrarse a las clases de ética como estrategia para crear escenarios de discusión critica. Muchas veces el cine puede mostrarnos las complejidades de los actos humanos con una riqueza que escapa a los discursos lógicos sistemáticos.