A propósito de los dos bustos, uno del Fundador y Padre de la Patria, general Juan Pablo Duarte y Diez (1813—1876) y otro de la primera espada de la guerra de la Restauración de la República, general Gregorio Luperón (1839—1897), que se instalaron en la Plazoleta Independencia (Central) de Puerto Plata, gracias al patrocinio y costos total por parte de la Comisión de Permanente de Efemérides Patrias, presidida por su presidente e historiador Lic. Juan Daniel Balcácer.

Se ha venido repitiendo desde el año 1983 en que se erigió en el centro del Parque Independencia de Puerto Plata una réplica de la glorieta estilo victoriana que ornamentó dicha plaza hasta la década de los años treinta, diciendo erróneamente que la glorieta original fue construida en el año 1880. Las fuentes documentales, como los Libros de Actas de las sesiones del Ayuntamiento de los años 1880 al 1892, dicen otras cosas.

Esta no fue construida en 1880 como se ha venido diciendo. Hurgando en los Libros de Actas de las sesiones del Ayuntamiento se comprueba que en esa fecha no se le dio inicio a la misma

Veamos brevemente la historia de la misma.

El general Gregorio Luperón se apersonó el 20 de noviembre de 1885 en el salón de sesiones del Ayuntamiento del Municipio de Puerto Plata, presidido a la sazón por Miguel A. Peralta y sus miembros  regidores eran Pedro María Garrido, Juan Gómez, Enrique Pou y José Ovidio Menar y le presentó a los mismos un diseño de un kiosco que se proponía edificar en el centro del Parque de Recreo, y expresó que solo deseaba de dicho Ayuntamiento que el mismo hiciera “fabricar los cimientos de ese edificio, pues él sufragará los demás gastos” (Libro de Actas de sesiones del Ayuntamiento, correspondiente a los años 1885 al 1888, folio 39.

La Sala Capitular apoyó la propuesta sometida a su consideración por el General Luperón, pero condicionando el efectuar la construcción dichos cimientos al momento en que se diera origen a la obra.

Nuevamente el General Luperón visitó por segunda vez la Sala Capitular, en fecha 6 de abril de 1886, en compañía del reconocido comerciante puertoplateño Cosme Batlle y le informó a éstos que luego de hacer las diligencias necesarias y obtenido informes fidedignos sobre el particular, “resulta que el material del kiosco cuesta 1020 libras esterlinas en oro, puesto a bordo en Inglaterra”, por lo que los dos visitantes, es decir, Luperón y Batlle convinieron poner a la disposición de ese Honorable Ayuntamiento la suma de cinco mil pesos, para que proveyendo el importe del flete, desembarque e instale el Kiosco y el Ayuntamiento tomara a su cargo dicha obra de construcción. El Cabildo nombró a E. M. Kunhardt para que hiciera una evaluación al respecto y emitiera su opinión.

A los tres días siguientes de la visita de Luperón y Batlle, el señor E. M. Kunhardt, encargados de Obras Municipales, presentó su informe a la Sala Capitular y le decía que sólo el traslado del kiosco de Inglaterra costaría  ocho mil pesos.

El señor Miguel A. Peralta, en calidad de Gobernador del Distrito Marítimo de Puerto Plata, se dirige en fecha 7 de febrero de 1891 al Ayuntamiento de Puerto Plata y le solicita que la Sala Capitular convoque una reunión extraordinaria para conocer la propuesta que hiciera el General Luperón cuando éste dirigía ese Cabildo en 1886.

Los regidores José Tomás Jiménez, Zenón de la Cruz,  Emilio Bordas, el licenciado Carlos Alberto Zafra, José Ovidio Menard. El licenciado Zafra, vicepresidente en funciones de éste edilicio, en razón de que su presidente, Jorge Curiel, se hallaba ausente. Teófilo Meyreles, síndico municipal no asistió a la sesión.

En la indicada sesión participó también el Gobernador, señor Peralta, quien acotó lo siguiente: en su anhelo de darle impulso como autoridad y como individuo particular, al progreso de esta localidad en todas sus manifestaciones, había concebido el proyecto de construcción de un kiosco en el Centro de Recreo de esta ciudad, con la ayuda espontánea que le prestaran algunos individuos y con la eficaz cooperación que no dudaba, le brindaría esta Corporación, cuyo entusiasmo por el ornato público era manifiesto”.

A partir de esa sesión, los trabajos de construcción fueron  aprobados y el día 1 de julio de 1892, los señores Manuel Cocco Alum y Miguel A. Peralta informaban que en la construcción del indicado kiosco se había producido un déficit de $453.00, y que ponían a disposición del Ayuntamiento la edificación totalmente terminada por completo.

Ojalá que no se siga diciendo que ésta fue construida en 1880, cuando verdaderamente sucedió en 1892.