El Poder Ejecutivo ha declarado este como el año de la innovación y la competitividad. Es una manifestación de la continuación del relanzamiento que hizo el presidente Danilo Medina en 2017 de la Estrategia Nacional de Competitividad al completar con nueve empresarios el pleno del Consejo Nacional de Competitividad, así como con la adopción de políticas públicas orientadas a dinamizar el sector productivo nacional y a crear el marco institucional adecuado para el logro de las metas país planteadas.
Pero, serán necesarios recursos humanos, técnicos y económicos suficientes, diálogo constante entre las instituciones del Estado, alianza público-privada fuerte, desarrollo y fortalecimiento normativo y judicial y mayor efectividad en los procesos administrativos, para generar seguridad jurídica y sana competencia.
Parafraseando al presidente, la innovación y la competitividad son el nuevo nombre del desarrollo, lo que no será posible sin una educación de mucha calidad. Se han dado pasos firmes. No obstante, hace falta una mayor apuesta de cerebros y recursos de todo tipo, al servicio del objetivo trazado.
El que el Informe Global de Competitividad (IGC) haya reflejado el año pasado que la República Dominicana avanza en este orden, no deja de plantear una serie de retos y desafíos. Efectivamente, no podemos parar ni un instante y bañarnos de autocomplacencia, por tener un mejor posicionamiento en relación a otros países, como en el renglón de la mayor participación de la mujer.
Para que el crecimiento sea sostenible las acciones públicas y privadas no pueden detenerse. A pesar de las apuestas de recursos a la educación y a la formación técnico-profesional, es aún visible la baja preparación en muchos de nuestros trabajadores y la falta efectiva de diversificación y crecimiento de los bienes y productos de exportación, generadores de las divisas que necesita el país.
El decreto del presidente debe ser una invitación al compromiso de no dormirnos en los laureles por ocupar el país un lugar digno entre las economías en competitividad. La sinergia entre sectores públicos y privados, disminución de la burocracia estatal, facilidades de negocios, apoyo a las exportaciones e inversión de capital en innovación que lo han posibilitado debe continuar viento en popa a toda vela.